Llegó al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) hace casi dos años. Regresó casi un mes antes de que la pandemia de covid-19 llegara a España tras haber pasado seis años en Suiza investigando sobre la gripe y lograr dos becas postdoctorales que ya están dando sus frutos. Miguel Palomino-Segura, de 32 años es junto con Georgiana Crainiuc, el autor principal de una investigación publicada en Nature, una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, y que abre muchas esperanzas para el desarrollo de un tratamiento que evite o minimice daños y lesiones cardiovasculares tras sufrir un infarto. Pero no solo eso, sino que, además, la metodología utilizada que ha permitido llegar hasta ese conocimiento, puede generar nuevos caminos para abordar otras enfermedades más allá de las cardiovasculares, como por ejemplo el cáncer.
"El hallazgo es una molécula denominada FGR, que se expresa en células inmunes de la sangre, los neutrófilos, a las cuales si aplicamos una droga que inhibe la función de esa molécula, evitamos que se produzca un daño mayor tras un infarto. Esto lo hemos probado en ratones y funciona muy bien", explica Miguel Palomino-Segura. Esto puede suponer el desarrollo de nuevos tratamientos para minimizar las secuelas ocasionadas por los infartos de miocardio. "Si ahora se coge esa molécula y se emplea en ensayos clínicos, esto puede hacer que cuando alguien tenga un infarto, se le administre un fármaco inmediatamente y evite la necrosis que se genera después de un infarto al corazón y, por tanto, evitar muchos daños colaterales", añade.
Los neutrófilos son un tipo de células inmunes que constituyen la primera línea de defensa del organismo, pero también son capaces de causar daños a las células sanas y sistema cardiovascular. Como resultado, son necesarios pero dañinos. Estamos hablando de procesos inflamatorios que ocurren en cuestión de dos o tres horas en el interior de nuestro cuerpo. Durante este periodo, se producen muchas moléculas, y con las técnicas actuales no se podían medir en tan poco tiempo los cambios que pueden suceder en minutos. Han empleado microscopía intravital para observar estos cambios (un tipo de tecnología que permite visualizar células dentro de los capilares sanguíneos en animales vivos). Esas células, los neutrófilos, tienen bastante relevancia y se sabe que cuando hay más neutrófilos se suelen producir más daños, pero no se pueden eliminar, ya que, si no, no tendríamos defensas. Por ello, se utilizó esta técnica para analizar el comportamiento dentro de los vasos: su tamaño, su velocidad de movimiento, si se mueven en círculos, etc. Gracias a esto, podemos saber cuándo un neutrófilo se comporta de una determinada manera, asociándose con un mayor daño cardiovascular. Esto no se podía deducir con otras técnicas, ya que otra de las novedades es que el equipo ha desarrollado un equipo computacional que es capaz de analizar cómo se comportan las células en los vasos sanguíneos mediante simples mediciones.
Esto tiene una gran importancia, puesto que puede contribuir a resolver incógnitas de otras enfermedades. "Sabemos que las células inmunes también son importantes a la hora de proteger contra el cáncer, pero, sin embargo, hay veces que no responden como deberían. Si empezamos a mirar en modelos de ratón esas células y vemos que hay una que se mueve de determinada forma y se asocia a que el cáncer crezca más o no crezca, estaremos ante un gran avance", explica el extremeño. Incluso este nuevo conocimiento podría tener relevancia ante una inflamación patogénica en los pulmones durante el covid.
Palomino confía en que ahora se continúe dando pasos y que su trabajo se traduzca en un fármaco. "Eso requiere financiación y ya depende del gobierno o de empresas privadas que aporten el dinero, esa es la limitación que hay en España. Se hace muy buena ciencia básica, pero no se invierte", concluye el joven investigador.
Fuentes: El Periódico, iSanidad, Infosalus, La Razón