Algunas plantas tienen la capacidad de prevenir la entrada de compuestos tóxicos a su interior o expulsarlos si han conseguido entrar, esto asegura la calidad de las plantas que forman parte de nuestra dieta. En el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) se encuentra el Departamento de Genética Molecular de Plantas y el laboratorio liderado por Antonio Leyva, en este laboratorio tratan de comprender la forma de actuar de la Lemna, una pequeña planta acuática que es capaz de "atrapar" el arsénico.
El objetivo de Leyva es determinar los genes que permiten a las plantas sobrevivir a suelos con gran presencia de arsénico. Lemna fue elegida para ser estudiada por este grupo de científicos no solo por su especial utilidad para eliminar metales pesados como el arsénico, también para resolver el problema de la eutrofización y además, cabe la posibilidad de poder utilizarla como fuente alternativa de proteínas, siendo la mejor candidata gracias a la cantidad de biomasa que produce y la facilidad con que crece.
A su vez, el investigador Carlos Alonso-Blanco está elaborando una colección que recoja la diversidad de la Lemna en el territorio peninsular, trata de identificar las ventajas y bondades de cada variedad de esta planta para entender cuál es la más eficiente a la hora de almacenar compuestos dañinos o un exceso de nutrientes. Sin embargo, existe una limitación en este estudio, y es que, a nivel genético se desconoce casi todo acerca de esta planta debido a que hasta ahora no había tenido valor en el campo de la investigación.
Cristina Navarro trabaja en el laboratorio de Antonio Leyva y se encarga de estudiar las bases genéticas que confieren a determinadas plantas la capacidad de almacenar y tolerar los compuestos tóxicos, para ello se centra en la variabilidad natural de la Arabidopsis.
Para ello realiza varias fases, primero siembra las semillas en una placa sin arsénico y estas crecen en condiciones controladas de temperatura y luz, posteriormente las mismas plantas las traspasa a placas con arsénico y sin él, mide la raíz y ve las diferencias entre las variedades después, mediante un análisis molecular y genético se determina la mutación responsable de estas diferencias.
Navarro cree que la capacidad para tolerar el arsénico se debe a varios factores que están controlados por un pequeño número de genes. Arabidopsis muestra una gran ventaja respecto a otras plantas, fue la primera cuyo genoma fue el primero en ser secuenciado, por tanto, de la que más datos tienen y su estudio se puede extrapolar a otras plantas, si esta científica consigue dar con alguno de los factores influyentes en la acumulación de arsénico en Arabidopsis será crucial para seguir adelante con el caso de la Lemna.