A inicios del Cretácico, un dinosaurio carnívoro del tamaño de un pavorreal que tenia una cola emplumada y 70 centímetros de altura llamado Caudipteryx habitaba el noreste de China, en las orillas de lagos poco profundos en la zona de la biota de Jehol, hoy es la provincia china de Liaoning.
125 millones de años después, el hallazgo de los restos fósiles de un ejemplar perfectamente conservado podría arrojar las primeras muestras de ADN de dinosaurio en la historia.
El ejemplar fue encontrado en el Jehol, un conjunto de yacimientos paleontológicos rico en restos fósiles de especies que habitaron la Tierra hace 125 millones de años, donde los últimos años se han producido hallazgos claves de animales prehistóricos.
A diferencia de otros yacimientos, los fósiles de Jehol suelen mantenerse excepcionalmente preservados, debido a «las finas cenizas volcánicas que sepultaron los cadáveres y los preservaron hasta el nivel celular.
El ADN se encuentra en el interior de los cromosomas, a su vez estos se encuentran en el interior de los núcleos celulares. Otras investigaciones ya habían informado de la existencia de posibles estructuras de núcleos celulares en fósiles de plantas de hace millones de años, e incluso se ha sugerido que un conjunto de microfósiles de hace 540 millones de años podría contener material celular bien preservado.
De hecho recientemente se han encontrado algunas estructuras celulares bien conservadas en fósiles de gran antigüedad. Por ejemplo, células de helecho de 190 millones de años descritas en 2014 en la revista Science. Esas células fueron enterradas en cenizas volcánicas y fosilizadas tan rápidamente que algunas se 'congelaron' justo en medio del proceso de división celular.
En el caso del Caudipteryx, el equipo del Instituto de Paleontología Vertebrados y Paleoantropología (de la Academia China de Ciencias) y el Museo de Historia Natural Tianyu de Linyi en Shandong, extrajo un trozo de cartílago del fémur derecho de este espécimen, lo descalcificó y utilizó diferentes métodos de microscopía y de análisis químico para analizarlo. Los investigadores comprobaron que todas las células se habían mineralizado por silicificación tras la muerte del animal.
El equipo consiguió aislar algunas células. Y en una de ellas, se detectó que el núcleo está tan bien conservado que retiene algunas biomoléculas originales e incluso cromatina.
Los resultados de este estudio aportan, por tanto, datos preliminares que sugieren que aún podrían conservarse restos del ADN original de este dinosaurio. Sin embargo, para comprobarlo de manera concluyente, el equipo necesita investigar más y utilizar métodos químicos mucho más refinados que los empleados en esta investigación.
Fuente(s): ABC, National Geographic, NCYT
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