Desde el inicio de la pandemia por COVID-19 se han realizado varias investigaciones en las que se observa una asociación entre el déficit de los niveles de 25 hidroxivitamina D (vitamina D) y la incidencia y gravedad de la enfermedad. Y debemos recalcar que “el confinamiento domiciliario o las restricciones han supuesto un mayor sedentarismo y una menor exposición solar de los pacientes, con el consecuente riesgo de déficit de vitamina D”, ha argumentado el doctor. En este sentido, se extrae una conclusión la cual explica que los pacientes con COVID-19 con expresión más grave presentan un 65 por ciento más deficiencia frente a aquellos con la enfermedad más leve. Además, esta deficiencia intensa está muy vinculada con el ingreso en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y muerte (más del 80%). Respecto a los niveles recomendados, ningún paciente debería tener niveles de 25 hidroxivitamina D menores de 20 ng/ml.
Según las palabras de José Manuel, "la denominada vitamina D no es una vitamina propiamente dicha, sino que se trata de un sistema endocrino semejante al de otras hormonas, como el de las hormonas tiroideas".