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viernes, 18 de marzo de 2022

LA PROTEÍNA QUE PROTEGE AL CEREBRO DEL ALZHÉIMER

Un equipo de investigadores del CSIC ha mostrado que una proteína denominada LRP3, poco conocida, controla los niveles de beta amiloide, la proteína que se acumula en el cerebro de las personas con alzhéimer formando las placas que caracterizan a esta enfermedad. Esta proteína podría ser una nueva diana terapéutica y una vía hasta ahora inexplorada de investigación en alzhéimer. Los detalles de la investigación se publican en la revista Alzheimer's Research & Therapy. Cada año se diagnostican en España unos 40.000 nuevos casos de alzhéimer, la principal causa de demencia y discapacidad en personas mayores en todo el mundo.

“Cuando estudiamos la función de LRP3, de la que apenas se conocía nada hasta ahora, descubrimos que influye mucho sobre los niveles de la proteína precursora de beta-amiloide (APP, por sus siglas en inglés)”, señala Inmaculada Cuchillo Ibáñez, investigadora del grupo Mecanismos moleculares alterados en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, que dirige Javier Sáez Valero, en el Instituto de Neurociencias UMH-CSIC, en Alicante.

“La proteína APP recibe este nombre porque contiene una proteína muy pequeñita, la β-amiloide, que es el principal componente de las placas que se encuentran en abundancia en el cerebro de las personas con la enfermedad de Alzheimer. La proteína LRP3 sería un factor beneficioso, y como es capaz de controlar los niveles de APP y de β-amiloide, podría ser una nueva diana terapéutica y una vía hasta ahora inexplorada de investigación en Alzheimer” precisa la Dra. Cuchillo.

La investigación, que se ha llevado a cabo con muestras humanas de corteza frontal procedentes del Banco de tejidos del Instituto de Neuropatología del Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona), analizó la expresión de LRP3 en personas de mediana edad sanas y con enfermedad de Alzheimer.

“Vimos que en los cerebros de pacientes de alzhéimer los niveles de la proteína LRP3 estaban disminuidos al comienzo de la neurodegeneración. Es decir, que podían perder este papel protector del LRP3 respecto a los niveles de β-amiloide al comienzo de la demencia, y esto podría ser un lastre durante el desarrollo de la enfermedad, porque ya desde el principio se pierde la capacidad de disminuir los niveles de la β-amiloide y, por tanto, de controlar la presencia de placas seniles en el cerebro”, señala la investigadora.


La proteína LRP3 es un receptor capaz de unir una proteína llamada apoE. El gen que expresa apoE está muy relacionado con la enfermedad de Alzheimer de inicio tardío (comienzo después de los 65 años). La proteína apoE tiene tres formas: apoE2 (la menos común en humanos), que reduce el riesgo de padecer alzhéimer; apoE3, la forma más común, que no parece incidir en el riesgo de padecer la enfermedad; y apoE4, que se asocia con un elevado riesgo de sufrir alzhéimer.

Los investigadores han descubierto también que apoER2, otro receptor que, al igual que LRP3, se encuentra en la membrana de las neuronas, favorece el aumento de niveles de LRP3 y, por tanto, su papel como regulador de la formación de placas amiloides en el cerebro. ApoER2 y LRP3 pertenecen a una misma familia de receptores de lipoproteínas de baja densidad (LDL), que median la captación de lipoproteínas y han sido estudiados clásicamente por su papel en el transporte y el metabolismo del colesterol. Se sabe que los miembros de la familia de receptores LDL están implicados en la regulación de la plasticidad sináptica y en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer como receptores de la apolipoproteína E (ApoE).

Con la identificación de la función presumiblemente neuroprotectora de LRP3, llevada a cabo por los investigadores del Instituto de Neurociencias, se abre una nueva vía de investigación hasta ahora desconocida que puede llevar al descubrimiento de nuevas dianas terapéuticas más efectivas para lograr modificar o frenar el curso de la enfermedad de Alzheimer, un importante objetivo hasta ahora no alcanzado.

Fuente: BioTech

viernes, 18 de febrero de 2022

CÓMO CAMBIA LA EXPRESIÓN GÉNICA DEL CEREBRO CON ALZHÉIMER

Un grupo internacional de investigadores liderado por la UAB ha analizado los genes que se expresan en neuronas y astrocitos a partir de datos de 800 individuos, comparando lo que pasa en pacientes de Alzheimer y en personas sin demencia diagnosticada. El estudio, publicado en Neurobiology of disease, muestra la necesidad de analizar marcadores moleculares, como secuencias genéticas o proteínas cerebrales, para obtener ensayos, diagnósticos y terapias más precisos. Los resultados también muestran cambios en los astrocitos para intentar adaptarse al entorno tóxico derivado de la enfermedad, empeorando su progresión.

Aunque la enfermedad de Alzheimer es una de las patologías más estudiadas por su alta prevalencia, todavía se desconocen los cambios moleculares que provocan que los astrocitos, un tipo de células del cerebro, se transformen en los denominados astrocitos reactivos, manifestando un cambio morfológico muy pronunciado en respuesta a una situación de estrés. Tampoco por qué las neuronas de los cerebros enfermos tienen dificultades para comunicarse entre ellas o con los mismos astrocitos.

Ahora, en el artículo publicado en la revista Neurobiology of disease, un grupo internacional de investigadores expertos en estas células y en el estudio de enfermedades neurodegenerativas ha analizado los datos genéticos de muestras post mortem de cerebro de casi 800 individuos, para determinar las diferencias entre la expresión genética en astrocitos y neuronas de cerebros con la enfermedad y en las células de cerebros de personas sin un diagnóstico de demencia -grupo control-. Las muestras provienen del portal Alzheimer Disease Knowledge y han sido generadas por tres clínicas americanas: el Mount Sinai Hospital, el Mayo Clinic y el Religious Order Study/Memory and Aging Project.

Los investigadores han estudiado el conjunto de moléculas de ARN, que sirve para determinar, de todos los genes, cuáles se están expresando y en qué medida. “Mediante el estudio del transcriptoma podemos ver si hay genes silenciados o sobre expresados, y podemos entender qué está pasando dentro de las neuronas y astrocitos”, explica Elena Galea, investigadora del Institut de Neurociències (INc-UAB) y primera autora del artículo.

Los resultados han mostrado una elevada heterogeneidad genética entre personas con el mismo diagnóstico clínico, y también que más de la mitad de los individuos control tienen un perfil molecular de Alzheimer, caracterizado por la disminución de la expresión de genes sinápticos como consecuencia del daño y la muerte de las neuronas. “Esto podría indicar que estas personas estaban en un estadio muy temprano de la enfermedad (todavía sin síntomas) y reforzaría la idea que el diagnóstico clínico ha de complementarse con la búsqueda de marcadores moleculares, como proteínas de sinapsis neuronales, para determinar la fase en la que se encuentra el paciente”, explica Lydia Giménez-Llort, autora del artículo e investigadora del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la UAB y del INc-UAB

El estudio también muestra cómo a medida que avanza la enfermedad los astrocitos disminuyen la expresión de aquellos genes que codifican para proteínas mitocondriales, hecho que impide que las mitocondrias de estas células (orgánulos básicos para la energía celular) puedan funcionar bien. Este efecto podría ser una adaptación de los astrocitos para compensar la toxicidad de la proteína amiloide, y estaría perjudicando la comunicación entre astrocitos y neuronas. “Consideramos que esta adaptación que hacen los astrocitos contribuye al empeoramiento de la enfermedad y que, por tanto, podría ser un punto clave para prevenir su progreso”, explica la Dra. Galea.

El estudio es el análisis transcriptómico más completo de astrocitos humanos en la enfermedad de Alzheimer hecho hasta ahora y es de gran relevancia por la cantidad de muestras analizadas. Los resultados evidencian la necesidad de usar datos moleculares para estratificar a los pacientes en grupos genéticamente más homogéneos a la hora de hacer los ensayos clínicos y para obtener un diagnóstico y tratamiento más precisos de la enfermedad. Además, abren la puerta a desarrollar terapias dirigidas a proteger la función de las mitocondrias astrocitarias.

Fuente: BioTech

sábado, 27 de noviembre de 2021

¿CUÁL ES LA CAUSA DE LA PROGRESIÓN DEL ALZHÉIMER?

La enfermedad de Alzhéimer afecta inicialmente y simultáneamente a diferentes regiones del cerebro, y al contrario de lo que se pensaba, no comienza desde una única área desde la que se inicia una reacción en cadena. Lo ha visto un equipo internacional, dirigido por la Universidad de Cambridge.

Estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones para el desarrollo de posibles tratamientos, han sido publicados en la revista Science Advances, y abren nuevas formas de comprender el progreso de esta enfermedad y otras patologías neurodegenerativas, y nuevas formas de desarrollar tratamientos futuros. Durante muchos años, los procesos dentro del cerebro que dan lugar a la enfermedad de Alzheimer se han descrito utilizando términos como «cascada» y «reacción en cadena». Es una enfermedad difícil de estudiar, ya que se desarrolla durante décadas, y solo se puede dar un diagnóstico definitivo hasta después de examinar muestras de tejido cerebral después de la muerte.

Con anterioridad, los estudios se basaban en su mayoría en modelos animales y concluían que la enfermedad de Alzheimer se propagaba rápidamente, ya que los grupos de proteínas tóxicas colonizaban diferentes partes del cerebro.

Se pensaba que el alzhéimer se desarrollaba de una manera similar a muchos cánceres: los agregados se forman en una región y luego se diseminan por el cerebro.
En cambio, hemos descubierto que cuando comienza la enfermedad ya hay agregados, en múltiples regiones del cerebro, por lo que tratar de detener la propagación entre regiones hará poco para frenar la enfermedad.


«Es emocionante ver el progreso en este campo: hace quince años, nosotros y otros, determinamos los mecanismos moleculares básicos en los laboratorios; pero ahora podemos estudiar este proceso a nivel molecular en pacientes reales, lo cual es un paso importante para algún día desarrollar tratamientos», afirma el profesor Tuomas Knowles, también del Departamento de Química.

Los investigadores han descubierto que la replicación de los agregados de Tau es lenta, demorándose hasta cinco años.

Las neuronas son increíblemente efectivas para detener la formación de agregados, aunque necesitamos encontrar formas de mejorar aún más si queremos encontrar un tratamiento efectivo.

El descubrimiento clave es que el detener la replicación de agregados en lugar de su propagación, será más efectivo en las etapas de la enfermedad que estudiamos.

Fuente: ABC

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