China, tercera potencia en alcanzar la Luna, quiere tenerla también en la Tierra. Prepara una 'Luna artificial', una instalación de investigación pionera que permitirá simular entornos de baja gravedad utilizando poderosos campos magnéticos. Los resultados pueden proporcionar al país asiático, tercera potencia en alcanzar la Luna, información valiosa para sus actividades de exploración espacial.
Para su construcción, los científicos se han inspirado en los famosos experimentos que hicieron levitar una rana con imanes. La instalación está ubicada en la ciudad de Xuzhou, en la provincia de Jiangsu, y se presentará oficialmente los próximos meses. Consiste en una cámara de vacío de unos 60 centímetros donde la gravedad disminuye durante el tiempo que se desee. La superficie se cubrirá con polvo y rocas para simular el paisaje lunar.
La cámara es «la primera de su tipo en el mundo», asegura Li Ruilin, ingeniero geotécnico de la Universidad de Minería y Tecnología de China, al South China Morning Post. Los científicos planean utilizarla para probar la tecnología antes de enviarla a la Luna, donde la gravedad es solo una sexta parte de la de la Tierra. De esta forma, podrán solucionar problemas tecnológicos, como saber cómo responderán algunas estructuras a la falta de gravedad antes de que se establezca un asentamiento humano allá arriba, que es el objetivo final de varias agencias espaciales.
«Algunos experimentos, como una prueba de impacto, necesitan solo unos segundos -afirma Li-, pero otros, como las pruebas de fluencia, pueden llevar varios días». Una prueba de fluencia mide cuánto se deformará un material bajo una temperatura y tensión constantes.
Uno de los aspectos más curiosos de la nueva luna artificial es que los investigadores se inspiraron para construirla en el experimento de Andre Geim, un físico de la británica Universidad de Manchester, que ganó el Premio Ig Nobel -algo así como los Razzie de la ciencia- en el año 2000 por lograr que una rana levitara con imanes.
La cámara es «la primera de su tipo en el mundo», asegura Li Ruilin, ingeniero geotécnico de la Universidad de Minería y Tecnología de China, al South China Morning Post. Los científicos planean utilizarla para probar la tecnología antes de enviarla a la Luna, donde la gravedad es solo una sexta parte de la de la Tierra. De esta forma, podrán solucionar problemas tecnológicos, como saber cómo responderán algunas estructuras a la falta de gravedad antes de que se establezca un asentamiento humano allá arriba, que es el objetivo final de varias agencias espaciales.
«Algunos experimentos, como una prueba de impacto, necesitan solo unos segundos -afirma Li-, pero otros, como las pruebas de fluencia, pueden llevar varios días». Una prueba de fluencia mide cuánto se deformará un material bajo una temperatura y tensión constantes.
Uno de los aspectos más curiosos de la nueva luna artificial es que los investigadores se inspiraron para construirla en el experimento de Andre Geim, un físico de la británica Universidad de Manchester, que ganó el Premio Ig Nobel -algo así como los Razzie de la ciencia- en el año 2000 por lograr que una rana levitara con imanes.
El truco de levitación utilizado por Geim, que diez años después ganó el Nobel de Física de verdad por sus hallazgos sobre el grafeno, y ahora en la luna artificial consiste en un efecto de levitación dimagnética. Este tipo de levitación aplica un campo magnético externo a los átomos de un objeto, de forma que los electrones modifican su movimiento, produciendo su propio campo magnético para oponerse al aplicado. Si el imán externo es suficientemente fuerte, la fuerza magnética de repulsión entre él y el campo de los átomos se volverá lo suficientemente potente como para vencer la gravedad y hacer levitar el objeto. En esta ocasión, se sustituye a la pobre rana por una pieza de tecnología destinada a ser utilizada en la Luna.
Lo que se aprenda en la luna artificial se utilizará en el programa de exploración lunar de China, Chang'e, bautizado en honor de la divinidad china de la Luna. Después de lanzar Chang'e 1 en 2007 y Chang'e 2 en 2010, el país asiático logró posar un aterrizador y un rover tres años después. En 2019, la Chang'e 4 llevó otro aterrizador y otro rover en la cara oculta, logrando incluso que una semilla germinara en el espacio. Tanto los aterrizadores de las misiones Chang'e 3 y Chang'e 4, como el rover de la Chang'e 4, siguen hoy en funcionamiento. En 2020, Changé 5 recuperó rocas de la superficie lunar. Y China no piensa quedarse ahí. Pretende crear una estación de investigación en el polo sur lunar en 2029.
Lo que se aprenda en la luna artificial se utilizará en el programa de exploración lunar de China, Chang'e, bautizado en honor de la divinidad china de la Luna. Después de lanzar Chang'e 1 en 2007 y Chang'e 2 en 2010, el país asiático logró posar un aterrizador y un rover tres años después. En 2019, la Chang'e 4 llevó otro aterrizador y otro rover en la cara oculta, logrando incluso que una semilla germinara en el espacio. Tanto los aterrizadores de las misiones Chang'e 3 y Chang'e 4, como el rover de la Chang'e 4, siguen hoy en funcionamiento. En 2020, Changé 5 recuperó rocas de la superficie lunar. Y China no piensa quedarse ahí. Pretende crear una estación de investigación en el polo sur lunar en 2029.
Fuente: ABC