"Con la aparición de nuevas variantes con potencial para evadir la inmunidad, cobra especial importancia el poder medir el número de personas vacunadas que se infectan", explica la investigadora del ISGlobal Carlota Dobaño, primera autora del estudio.
Desde el inicio de la pandemia, Dobaño y su equipo han seguido la producción y duración de anticuerpos contra diferentes antígenos virales en dos cohortes de personal sanitario en Cataluña (SeroCov y CoviCatCentral).
En este estudio, realizado en colaboración con el Instituto Catalán de la Salut (ICS), describen un descubrimiento: las vacunas a base de ARNm (Pfizer-BioNTech o Moderna) inducen la producción de anticuerpos que no solo reconocen la proteína Spike, sino que también pueden reconocer una región de la proteína N (la región C terminal) del SARS-CoV-2.
El equipo investigador observó que, tras la vacunación, había un aumento significativo de anticuerpos IgG capaces de reconocer el fragmento C terminal de la proteína N en un porcentaje considerable de casos: en el 36% de personas que recibieron la vacuna de Moderna y el 13% de aquellas a las que se administró Pfizer.
La vacuna de Moderna también indujo un aumento en anticuerpos capaces de reconocer la proteína N entera, aunque en un menor porcentaje de personas.
Este fenómeno se observó tanto en vacunados e infectados previamente por covid como en los que nunca se contagiaron, no se debe a una reactivación de la inmunidad adquirida por la infección.
De esta manera, la hipótesis más probable, según los investigadores, es que la vacunación con Spike puede inducir anticuerpos con reactividad cruzada hacia el fragmento C terminal de la proteína N.
Estos resultados son relevantes en cuanto a salud pública, ya que, como se ha propuesto usar la proteína N en los test para detectar infecciones en personas vacunadas, esto podía resultar en que "un porcentaje considerable de casos se clasificarían falsamente como infecciones asintomáticas".
Los autores concluyen así que la proteína N (o en todo caso, el fragmento C terminal) no es una buena candidata para detectar fallos vacunales y que lo mejor es usar una combinación de múltiples antígenos virales, lo que permitirá una mejor evaluación de la efectividad de las vacunas.
Fuente: El Mundo
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