El estudio señala que ingerir microplásticos reduce la abundancia de bacterias que aportan efectos positivos en nuestra salud y aumenta la presencia de otros grupos de microbianos que están relacionados con una actividad patógena. La ingesta continuada de estos, puede alterar el equilibrio intestinal.
También se ha advertido que los resultados son preliminares en cuanto a efectos humanos ya que todavía no hay datos certeros en cuanto a exposición humana.
A la semana ingerimos entre 0,1 y 5 gramos ya que los microplásticos están en alimentos y bebidas, sobre todo en pescados y crustáceos, aunque también en procesados y tejidos. Incluso hay estudios que afirman que también los inhalamos.
El estudio ha mostrado que los microplásticos, a lo largo del tracto estas partículas sufren biotransformaciones y llegan al colon estructuralmente diferente a la original.
Para esta investigación se ha diseñado un protocolo de simulación de la ingesta y digestión de microplásticos en condiciones fisiológicas mediante el modelo in vitro de digestión gastrointestinal por el cual pudimos albergar la microbiota colónica humana durante la intervención de microplásticos lo que ha permitido monitorizar cambios en la estructura y morfología de estos.
La investigadora ha concluido que todos estos mecanismos y factores contribuirán averiguar si los microplásticos pueden permanecer en cuerpo humano y llegar a acumularse en algunos órganos y tejidos.
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