Siempre nos dijeron que los perros y gatos son animales carnívoros, pero muchas veces henos observado que comen hierba para seguidamente vomitarla.Un mito dice que lo hacen porque necesitan purgarse, pero la realidad es que cuando lo hacen no se tiene constancia de que estén enfermos y muchas veces la vomitan.
Unos investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universisa de California en Davis (EEUU) decidieron hacer un experimento y presentaron el resultado de su investigación en el Congreso de la Sociedad internacional de Etiología Aplicada celebrado en Bergen (Noruega ) en agosto de 2019.
El experimento consistió en seleccionar a 1000 dueños de gatos con la condición de que dispusieran de jardín y durante 3 horas observaran el comportamiento de su mascota anotando las veces que consumían hierba y si luego la vomitaban o no.
De la obsevación se comprobó que un 71% comieron hierba al menos 6 veces, un 61% la consumió 10 veces y solo un 11% no consunió nada.
A su vez comprobaron diferencias entre gatos jóvenes con menos de 3 años y mayores de 4 años.
Un 39 % de los jóvenes consumió hierba y de ellos el 11% la vomitó, mientras que el 27% de los mayores la consumió vomitándola casi el triple de veces un 30%.Ya había estudios de carnívoros salvajes que consumían frutas que luego aparecían en sus excrementos sin digerir, en primates se había observado que les ayudaba a eliminar parásitos helminticos.Partiendo de esta necesidad de todos los carnívoros salvajes , la investigación se planteó la hipotesis de que aunque los gatos domésticos actualmente ya no estan expuestos a estos parásitos el hecho de comer hierba sea una respuesta innata que procede de la evolución de un ancestro salvaje común a todos los gatos actuales.
Investigaciones parecidas se habían hecho con perros, llegando a conclusiones similares al no tener relación entre el consumo de plantas con enfermedades, lo que lleva a demostrar que es práctica habitual en perros y gatos el consumo de plantas que no digieren y que no tiene ninguna relación con las necesidad de desparasitarse. Se confirma que es una herencia del pasado.
En ambos animales los más jóvenes consumen más, se cree que por tener un sistema inmunológico menos desarrollado y por ello menos protector frente a los posibles helmíntos.
La conclusión a la que llega esta investigación es que el hecho de comer hierba en un carnívoro no es señal de estar enfermo, sino una costumbre innata que no se puede reprimir y al contrario el dueño del animal debe facilitar el acceso a las plantas a los animales que vivan en interiores.