Sabas de Diego es un ingeniero químico que ha trabajado quince años en la industria del porcino antes de dar el paso al emprendimiento. Para poner en marcha la actividad, los socios fundadores invirtieron alrededor de 8000 euros a través de un préstamo personal del banco. En su trayectoria han contado con apoyos del Centro para el desarrollo Tecnológico Industrial, Del Ministerio de Ciencia e Innovación. Por este motivo, tardaron seis años en desarrollar la tecnología de la que disponen, que combinan con recursos de la Industria y de la inteligencia artificial para fabricar la materia a gran escala.
La compañía, en la que trabaja una veintena de empleados entre ingenieros, biólogos, bioquímicos y doctores, prevé cerrar 2022 con unos ingresos de 700.000 euros. La elección del gusano de la harina se debe a dos razones principales. Dentro del molitor hay una proteína que se puede extraer al 76% y que tiene un porcentaje de digestibilidad del 99%. Asimismo, este bicho es fácil de manejar a nivel industrial.
En Tebrio, una parte de los gusanos es destinada a la extracción y otra a la reproducción.
Según detalla la fundadora, la grasa sacada del gusano de la harina es muy rica en ácidos insaturados, los buenos para el cuerpo humano, por lo que podría ser comparada al aceite de oliva o al aceite de girasol.
Además de alimentación para animales, la transformación industrial del tenebrio molitor tiene aplicaciones en la cosmética.
Aparte de la aplicación cosmética, también sirve para la alimentación para mascotas, sustento en la cría industrializada de animales y para la entomofagia, que es una palabra griega designada para la ingesta de insectos por parte del ser humano. Una práctica que hoy en día se considera exótica en España, pero que ha sido un hábito alimentario en otras culturas desde el principio de los tiempos. En todo el mundo ya hay más de 2000 millones de personas que los comen, y en ciertos países de Europa se puede comprar tenebrio molitor para consumo humano en los supermercados en forma de snack. El gusano de la harina también se degusta en restaurantes de alta cocina, en algunos de ellos en forma de pan hecho con el insectos.