Según el doctor Markus Buehler, investigador principal del proyecto, las arañas no tienen oídos y la mayoría no ven muy bien, lo que es un impedimento para la caza, la defensa y su supervivencia, pero, gracias a las vibraciones de las telarañas pueden notar la presencia de insectos cerca, y comunicarse con otros individuos de forma imperceptible para el ser humano. Estas vibraciones se producen, por ejemplo, cuando la araña construye la tela, o cuando la mueve el viento o cualquier insecto atrapado.
Las vibraciones que producen los hilos de las telas de araña varían dependiendo del tamaño y de su elasticidad, pero nunca son captadas por el oído humano, pues solo las ondas que van desde los 20 hasta los 20.000 hercios (Hz) son perceptibles para el ser humano.
Según afirma Diego Barrales del Instituto de Biología de la Universidad Autónoma de México, las arañas pueden percibir las vibraciones a través de los tricobotrios, unos órganos muy sensibles que poseen en las patas, aunque también se encuentran en otras partes del cuerpo. Gracias a la sensibilidad de estos órganos, y a las diferentes vibraciones que produce cada hilo, las arañas saben lo que ocurre en la telaraña, sabiendo diferenciar los movimientos de una presa a los de una pareja, y en qué parte de la telaraña se están produciendo. La telaraña puede entenderse como una extensión del cuerpo de la araña, vive en ella, pero además la utiliza como sensor.
Los investigadores del MIT, en colaboración con el artista y arquitecto Tomás Saraceno, escanearon una telaraña real de una Cyrtophora citricola con un láser para captar las secciones transversales 2D, y usando algoritmos reconstruyeron la red 3D de la telaraña.
Identificaron las ondas que emitía cada hilo, y con un sintetizador las transformaron en sonido para dar lugar a lo que se podría llamar notas musicales, que combinadas de diferentes maneras podían generar melodías similares a las que emite un arpa. De esta forma, se puede explorar, a través del sonido, la secuencia temporal de cómo se construye la telaraña de forma audible.Gracias a esto, el hombre puede ver y oír tal y como lo haría una araña con su telaraña, y así acercarse mucho a la sensación real, lo que permite entender lo que está pasando.
El siguiente paso es descodificar las vibraciones que producen las propias arañas clasificándolas en función de la actividad que están realizando, para poder saber qué significa cada mensaje y poder establecer una comunicación con ellas.
Markus Buehler comenta: "Ahora estamos intentando generar señales sintéticas para hablar el lenguaje de las arañas". Si las exponemos a ciertos ritmos o vibraciones, ¿podremos influir en lo que hacen? ¿Podemos comunicarnos con ellas?
El profesor de Ecología en el área de Biodiversidad y Conservación de la Universidad Rey Juan Carlos, Marcos Méndez, ve viable establecer estos canales de comunicación. Se pueden reproducir las vibraciones que hacen las presas o que hacen las parejas, y provocar reacciones en las arañas. Según Méndez, esto puede tener relevancia y sentido científicos, pero, realmente, comunicarse con otras especies no puede llegar muy lejos. Así mismo, considera que este experimento puede mejorar la imagen que las personas tienen de los arácnidos, pues que las arañas sean capaces de percibir música mediante sus telas las hace mucho más cercanas.
Fuentes: El País, 20 Minutos, La Razón
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