Un 20% de colibrís adoptaron los colores de los machos al pasar a su etapa adulta, para poder acceder a la comida más fácil y durante más tiempo.
Como ocurre con otras especies, la apariencia de los machos y las hembras puede ser muy diferente. Normalmente, cuando son jóvenes, se parecen a las hembras, pero en la especie colibrí llamada Florisuga mellivora, no todas las hembras cambian su plumaje cuando crecen como deberían. Sobre un 20% adquiere los colores que les corresponden a ellos. Los investigadores han descubierto que las hembras que tienen aspecto de macho no sufren tanto acoso social por otras aves.
Las crías de colibrí se caracterizan por sus colores tan brillantes. Los machos que son adultos tienen unos colores principales muy parecidos a los jóvenes, aunque estos tienen la cola y el pecho casi completamente blancos. Las hembras suelen tener colores más apagados y les predomina el color verde en la cola y en el pecho. Las hembras que adoptan los colores masculinos lo hacen en su edad adulta y una vez cambiado su color, no pueden volver a recuperar el color del plumaje que les correspondería.
Los expertos descubrieron que el acoso, normalmente, era de los machos a las hembras con sus colores habituales. Suele ocurrir cuando estos se están alimentando. En algunos casos incluso había picotazos y golpes en el cuerpo.
Este disfraz de las hembras no ofrece ventajas a la hora de reproducirse, pero les facilita el poder acceder a la comida o esconderse de los depredadores.
Esta especie de ave no es la única que puede producir este cambio de color, también se produce fuera del mundo aviar como por ejemplo hembras de peces, libélulas, mariposas o lagartos y adoptan la apariencia de los machos. Todavía no se entiende por qué la mayoría de las hembras no se parecen a los machos y por qué ambos tipos son capaces de existir simultáneamente.
Los expertos consideran que este estudio puede ampliar las perspectivas y apreciar mejor la vida de los animales.
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