La ciencia lleva tiempo intentando recrearlo de forma artificial en mamíferos (y aplicarlo en ámbitos como la investigación o la medicina), pero hasta hace muy poco se creía imposible. Ahora, un grupo de científicos chinos acaba de lograrlo en ratones gracias a la manipulación genética.
El principal escollo de este tipo de reproducción en mamíferos es el fenómeno conocido como impronta genética, por el que ciertos genes son expresados de un modo específico según el sexo del progenitor que los aporta. Sin embargo, para conseguir que un óvulo no fertilizado se convierta en embrión, necesita tener dos conjuntos de ADN, en este caso, de su madre. Y como el patrón de impronta es el mismo en ambos conjuntos, algunos genes chocan o no se activan por completo.
Los científicos chinos implantaron 192 embriones de este tipo en tantas otras hembras. Solo una de ellas pudo dar a luz a un ratón sano que sobrevivió, aunque pesó menos de lo normal —otros dos murieron después del parto—. Esta última cría, una hembra, llegó a la edad adulta y pudo reproducirse de forma normal.
Los investigadores resaltan que “la partenogénesis en mamíferos se puede conseguir a través de la regulación epigenética”, escriben en su estudio, publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU. El equipo cree que esta técnica podría perfeccionarse para que la tasa de nacimientos exitosos sea mayor. “El éxito de la partenogénesis en mamíferos abre muchas posibilidades en agricultura, medicina e investigación”, añaden.Es inevitable pensar en la aplicación en personas; sin embargo, todos los científicos concuerdan en que se trata de un hito en la edición genética, aún queda mucho tiempo para ver una técnica similar en bebés humanos. «El estado del conocimiento sobre genes impresos en humanos es mucho menor que en ratones -señala Perry-. No podemos hacer experimentos con ellos de la misma manera que podemos hacerlo con ratones».
De hecho, las terapias genéticas con CRISPR que se están utilizando en humanos aún se encuentran 'en pañales': apenas han comenzado los primeros ensayos clínicos en humanos para probar tratamientos de inmunoterapia contra el cáncer, para dos enfermedades sanguíneas comunes (anemia falciforme y beta-talasemia), y para la dolencia letal de la amiloidosis por transtiretina. Paralelamente, existen decenas de experimentos esperando para obtener luz verde en pruebas en personas.
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