miércoles, 12 de abril de 2023

PULMONES VERDES EN RIESGO

Las extensiones arboladas soportan variaciones climáticas, pero cuando estas son muy frecuentes e intensas corren el peligro de desaparecer, por ello es crucial adaptarlas para que mantengan las mínimas condiciones de vitalidad y sigan absorbiendo emisiones de carbono y siendo reguladoras del ciclo del agua. Pero menos corriente es oír que son nuestra placenta, la definición de Fernando Morales de Rueda, investigador de la universidad de Granada. Y, entre muchas cosas, son responsables de absorber un tercio de las emisiones de CO₂.

El cambio global, no obstante, está afectado de forma irremediable a ese equilibrio. Calor, sequía, plagas, patógenos, pérdidas de vapor del agua o subida del nivel del mar son algunos de los riesgos que enfrentan los bosques y, por tanto, la disponibilidad de su stock y de esa capacidad de absorber carbono. Todos estos detonantes provocan que lo que ahora son sumideros de CO₂ se conviertan en fuentes, es decir, que emitan ese carbono a la atmosfera.

La comisión Europea recoge que, para la UE, el catálogo de los servicios que nos ofrecen los bosques estaría valorado en cerca de 81,414 millones de euros. Estos servicios, a los que se suman la extracción de madera o la energía verde que sale de su biomasa, están en peligro hace tiempo y se degradan cada vez más rápido. Los árboles pueden soportar variaciones climáticas, pero cuando estas son muy frecuentes y más intensas, bosques enteros corren riesgo de desaparecer. 

Esa capacidad de sumidero se irá agotando, explica Jordi Vayreda, investigador del centro de investigación Ecológica y aplicaciones forestales, sobre el efecto del cambio climático en los bosques. Antes esta situación, lo importante es adaptar nuestros bosques, que se mantengan con las mínimas condiciones de vitalidad y salud, que se salven los principales servicios ecosistémicos.

Si las temperaturas globales suben 4 C respecto a los valores preindustriales, los estudios apuntan a que la cubierta forestal reducirá a la mitad en 2100. Estamos viendo las señales: los bosques son muy vulnerables al cambio climático y cada vez soportan más presión, resume Jorge Curiel, doctor y especialista de ecología terrestre en el BC3. Vayreda explica que la capacidad de sumidero se agota y los bosques se convierten en fuentes de carbono: es decir, que, lejos de absorberlo, la destrucción del bosque provoca que la libere el CO₂ a la atmosfera.

Fuentes: El País, León Noticias

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