El hallazgo de esta investigación nos proporcionará herramientas novedosas para modificar las raíces del trigo, lo que permitiría a las plantas resistencia a las condiciones de sequía. La raíz desempeña un papel vital en la absorción de agua y nutrientes para el crecimiento de las plantas, y este descubrimiento podría ayudar a diseñar sistemas radiculares que mejoren el rendimiento del trigo en condiciones de escasez de agua.
El estudio reveló una familia de genes conocida como OPRIII y se descubrió que diferentes copias de estos genes afectaron la longitud de las raíces. La duplicación de estos genes resulta en una mayor producción de una hormona vegetal llamada ácido jasmónico, lo que conduce a la producción acelerada de raíces laterales. Ajustar la dosis de estos genes permite diseñar sistemas de raíces adaptados a diferentes condiciones, como sequía o condiciones normales.
El equipo de investigadores desarrolló la tecnología de edición genética CRISPR para eliminar algunos de los genes OPRIII duplicados en líneas de trigo con raíces más cortas, lo que resultó en raíces más largas. Además, la inserción de un cromosoma de centeno tendrá una disminución de los genes OPRIII del trigo y, como resultado, raíces más largas.
Conocer la combinación correcta de estos genes permitirá a los investigadores buscar variedades de trigo que presenten estas variaciones naturales y utilizarlas en programas de mejoramiento genético para desarrollar cultivos de trigo adaptados a condiciones de escasez de agua.
Este descubrimiento es un avance significativo en la búsqueda de soluciones para mejorar la producción de trigo y abordar los desafíos planteados por el cambio climático y la seguridad alimentaria. Al adaptar las raíces del trigo a la sequía, se espera poder garantizar suficiente suministro de alimentos en un escenario de calentamiento global y una población en crecimiento.
El estudio fue llevado a cabo en colaboración con investigadores de la Universidad Agrícola de China, la Universidad Fudan de China, el Instituto Médico Howard Hughes de Maryland, el Instituto Karolinska de Suecia, la Universidad Nacional de San Martín de Argentina, el Instituto Tecnológico de Chascomús de Argentina, la Universidad de Berkeley, la Universidad de Haifa de Israel y el Centro de Metabolómica de la Universidad de Riverside. Los investigadores recibieron financiamiento del Fondo de Investigación y Desarrollo Agrícola EE. UU.-Israel BARD, el Departamento de Agricultura de EE. UU. y el Instituto Médico Howard Hughes.
Fuentes: El Periódico, Chile Bio
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