Hace aproximadamente 2,5 millones de años, un asteroide se desintegró en la atmósfera sobre la Antártida, dejando como evidencia más de 100 pequeños fragmentos de roca extraterrestre que quedaron atrapados dentro de las vastas capas de hielo. Este descubrimiento, resultado de un análisis químico detallado, marca el evento de explosión aérea más antiguo registrado hasta la fecha, superando a otros dos eventos similares documentados en el registro geológico que ocurrieron hace 480.000 y 430.000 años respectivamente.
El estudio exhaustivo de estas muestras de roca espacial, liberadas durante la explosión del asteroide, ha proporcionado valiosa información sobre este impactante suceso. Aunque la superficie terrestre y otros planetas presentan numerosos cráteres causados por impactos directos de meteoritos, en ocasiones los asteroides se fragmentan en la atmósfera antes de tocar tierra, lo que hace que la evidencia de estas explosiones aéreas sea escasa en el registro geológico.
Las explosiones aéreas, a pesar de no generar un impacto directo en la superficie terrestre, pueden ser extremadamente destructivas al transferir la gran energía cinética del cuerpo celeste a una columna de impacto en la atmósfera. Este fenómeno desencadena una vorágine de alteraciones de presión y calor que puede tener serias consecuencias para nuestro planeta. Ejemplos notables de estos eventos incluyen la explosión sobre Chelyabinsk en 2013 y la catastrófica explosión de Tunguska en 1908, que devastaron áreas extensas y causaron daños materiales significativos.El examen químico de diminutos fragmentos de roca recolectados en la Antártida permitió confirmar y describir detalladamente el fenómeno en cuestión. Las partículas extraterrestres analizadas son consistentes con un tipo de asteroide conocido como condrita ordinaria. El equipo de científicos examinó 116 fragmentos, cada uno con el ancho de un cabello humano, muchos de los cuales presentaban características esferoidales. Según van Ginneken, experto en el tema, sugiere que podría haber otras explosiones similares en el pasado terrestre que aún no han sido descubiertas.
Los investigadores han llegado a la conclusión de que las rocas están principalmente compuestas por los minerales olivino y espinela. Además, la proporción precisa de las diferentes formas de oxígeno presentes en las rocas indica que se formaron durante una explosión en la atmósfera, donde la columna de impacto interactuó con el hielo. Se sabe que la Tierra es impactada con relativa frecuencia por grandes fragmentos de material extraterrestre, y se estima que eventos como los de Chelyabinsk y Tunguska podrían ocurrir aproximadamente cada 50 y 500 años, respectivamente.
Fuentes: superdeporte, elPeriódico
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