En la Universidad de California (Estados Unidos) investigaron que no todas las células senescentes se deben eliminar, sino que hay algunas de ellas que contribuyen a la reparación de algunos tejidos dañados. Las células senescentes son células viejas y desgastadas que se creía que su única función era dañina, ya que tampoco tienen la capacidad de producir células nuevas. En cambio, en lugar de morir como las células envejecidas normales, siguen viviendo y escupiendo un cóctel de compuestos inflamatorios que forman un fenotipo causante de ciertas enfermedades como el Alzheimer, la artritis y otros males relacionados con la vejez, incluido el cáncer. Por eso se les denominó coloquialmente "células zombis".
Después de descubrir lo dañinas que podían llegar a ser, comenzaron a utilizar senolíticos para eliminarlas y consiguieron grandes avances en los que disminuían significativamente las enfermedades relacionadas con la edad y extendió su vida útil. Los investigadores experimentaron con las células senescentes combinando un gen muy activo en ellas con una proteína verde fluorescente y las observaron con una luz ultravioleta, lo que permitió poder verlas en su hábitat natural de tejidos vivos.
“Los estudios sugieren que la investigación de los senolíticos debería centrarse en reconocer y atacar con precisión las células senescentes dañinas, tal vez ante los primeros signos de enfermedad, dejando intactas las útiles. Estos hallazgos enfatizan la necesidad de desarrollar mejores medicamentos y moléculas pequeñas que se dirijan a subconjuntos específicos de células senescentes que están implicadas en la enfermedad, en lugar de en la regeneración”, dice Leanne Jones, directora del Instituto del Envejecimiento Bakar de la Universidad de California en San Francisco.