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viernes, 27 de mayo de 2022

NUEVOS HONGOS BENEFICIOSOS PARA LAS PLANTAS

Conocemos un complejo mundo subterráneo que influye en el mundo de la superficie, este mundo es conocido como la biota del suelo, se compone por seres microscópicos, que integran virus, bacterias y hongos; y otros organismos que tenemos la posibilidad de mirar a primera vista, como pequeños insectos, lombrices e inclusive la parte subterránea de las plantas, las raíces.
Todos ellos interactúan entre sí para, entre otras cosas, regular nutrientes y regímenes del agua, conservar la composición del suelo, descomponer la materia orgánica y remover sustancias tóxicas. Sin embargo no todo queda enterrado, sino que estas interrelaciones además permiten el trueque con los gases de la atmósfera, reteniendo en el suelo parte importante del carbono emitido al ambiente.
Uno de los elementos más importantes de la biota del suelo son unos hongos con un nombre que explica sobre todo su interacción con las plantas y las construcciones que conforman. Son los hongos micorrícicos arbusculares (HMA).
Estudiosos e investigadoras del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC) y compañeros de trabajo del Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias Checa publicaron un análisis en la revista New Phytologist donde analizaron el impacto de las diferentes especies y conjuntos taxonómicos de HMA sobre el incremento, nutrición y custodia de las plantas ante los diversos tipos de estrés provocados por patógenos, parásitos, herbívoros, sequía, salinidad o metales pesados.
“El tipo de simbiosis que se establece entre el hongo y la planta se conoce como mutualista, en donde ambos participantes se benefician. En este caso el hongo provee a las plantas de nutrientes -principalmente fósforo y nitrógeno-, mientras que estas últimas les proporcionan a los primeros los hidratos de carbono que producen a partir de la fotosíntesis. A través de esta interacción, muchos de los HMA también promueven el crecimiento vegetal y la resistencia a distintos tipos de estrés, como sequía, salinidad, presencia de metales pesados o el ataque de parásitos y patógenos. Es por ello por lo que muchas especies de HMA son utilizadas como bioinoculantes, es decir, agregando sus esporas a las semillas o a las plantas de cultivos comerciales para favorecer su crecimiento”, comenta Carlos Urcelay, investigador del CONICET en el IMBIV y último autor del artículo.

Los cambios en la utilización de la tierra por parte del ser humano, como las prácticas agrícolas, además están afectando a las sociedades de los HMA. Por consiguiente, podrían ser deseables tácticas de uso de la tierra que tengan el menor efecto viable en este conjunto, especialmente en la agricultura.

“Hasta este análisis, no se había examinado cuáles son las especies de HMA más eficientes en la funcionalidad simbiótica, en otros términos, las especies que dan más grandes beneficios a las plantas a grado de su aumento y nutrición de plantas con y sin estrés. Para llevarlo a cabo, se sintetizaron bastante más de 3200 datos originarios de 418 artículos publicados en los últimos 10 años y se elaboraron rankings conforme con la eficiencia simbiótica de las especies y equipos taxonómicos”, explica Nicolás Marro, investigador del CONICET en el IMBIV y primer creador del trabajo.

 Los cambios en la utilización de la tierra por parte de las personas, como las prácticas agrícolas, además están afectando a las sociedades de los HMA. Por consiguiente, podrían ser deseables tácticas de uso de la tierra que tengan el menor efecto viable en este conjunto, en particular en la agricultura. 


Fuentes: dicyt, intagri. 





domingo, 17 de abril de 2022

EL HONGO CON MILES DE TIPOS DE APAREAMIENTO

El público no suele conocer el sexo en hongos, de hecho, es bastante desconocido para ellos. Realmente la reproducción sexual de estos organismos se lleva a cabo por la unión de núcleos sexualmente compatibles para la posterior producción de esporas recombinantes.

En las personas el sexo está definido por los cromosomas X e Y, lo que nos da en teoría solo un 50 % de probabilidades de hallar una pareja compatible. Con la ayuda del oído, la vista, entre otros sentidos, se incrementan las posibilidades de reproducción. En cambio, los hongos no tienen oídos, ni ojos ni otros órganos que les beneficien, pero tienen un sistema de apareamiento mucho más complicado que casi asegura el triunfo cuando mandan sus esporas en busca de una pareja.

En este caso determinado, la cantidad de tipos de apareamiento depende de si estos están determinados por dos loci con dos o más alelos (donde se determina la compatibilidad reproductiva y que define el tipo sexual), o por numerosos loci con cientos de alelos que dan como resultado varios miles de tipos de apareamiento distintos.

En los hongos poroides del género Trichaptum el sistema de apareamiento es tetrapolar (aparecen varios factores determinantes) con varios alelos, y el tipo de apareamiento se decide por dos loci diferentes en el genoma.

Después de recoger muestras de 180 individuos de estos organismos por todo el mundo, los científicos dirigidos por el español David Peris reconocieron más de 20 alelos en cada uno de los loci, lo que suma en total 17.550 tipos de apareamiento para este género de hongos, según se recoge en un nuevo estudio, publicado en la revista PLoS Genetics. El 98 % de las veces podrán encontrar una pareja compatible. Además, hay una gran variación de genes en estos dos loci de apareamiento.

Este grupo de hongos ha desarrollado un mecanismo sexual que reduce la endogamia, conocida en los humanos como consanguinidad, gracias a que la selección natural lo ha permitido. Esto puede tener efectos perjudiciales en ambientes variables como en los que vivimos hoy en día por el cambio climático.

Este nuevo sistema permite que los cruces sean más habituales entre individuos no emparentados, lo que les da cierta ventaja adaptativa en ambientes más desfavorables. Un tipo en especial de selección, la balanceadora o estabilizadora, que lleva actuando antes de la aparición de algunas especies recientes de hongos, ha posibilitado que estos tengan más de 16.000 tipos sexuales. Este número es muy alto si lo comparamos con el de los humanos, que solo existen dos (hembra y macho).

Los hongos Trichaptum no son los únicos que tienen un número tan grande de tipos de apareamiento, como señalaban estudios anteriores, sino que es común en estos hongos en general.

Cuando encuentren una pareja compatible con un tipo de apareamiento distinto, el resto del genoma posiblemente también sea diferente, por lo que conseguirán una nueva combinación de alelos. Si las condiciones del entorno varían y es necesario generar diversidad para adaptarse a estas nuevas condiciones, la mezcla de alelos diferentes incrementará sus posibilidades de supervivencia.

Para poder llegar a estas conclusiones, los científicos se hicieron con la secuencia completa del genoma de las muestras que se recogieron, de ahí sacaron los loci y compararon qué genes y qué versión tenían. De esta manera pudieron predecir cuáles deberían poder aparearse y cuáles no. El apareamiento real lo comprobaron en el laboratorio.

Fue una buena manera de confirmar los resultados. Se pusieron juntos de dos en dos en una placa Petri, de manera que se pudo observar fácilmente en el microscopio cuáles se habían apareado.

Este estudio forma parte de un proyecto más grande en el que los investigadores intentan identificar las barreras que impiden a los hongos aparearse. Para ello se necesitaba esta información de base sobre cómo se aparean habitualmente.

VIRUS DE LA GRIPE EN LA LECHE DE VACA PASTEURIZADA

Un equipo de científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison ha descubierto por primera vez la presencia de virus de gripe aviar altament...