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viernes, 29 de abril de 2022

DOS CÓNDORES SE REPRODUCEN POR PARTENOGÉNESIS

Científicos de San Diego Zoo Wildlife Alliance, durante unos análisis rutinarios de muestras biológicas de cóndor de California para determinar el parentesco entre los polluelos y sus progenitores, dentro de un programa de cría, descubrieron que dos polluelos habían nacido de huevos no fecundados. Posteriormente, confirmaron que cada polluelo estaba relacionado genéticamente con su madre, pero ninguno con un macho. Los resultados mostraron que ambos polluelos tenían los cromosomas masculinos ZZ, pero todos los marcadores solo se habían heredado de sus madres.

Llegaron a la conclusión de que estos polluelos habían sido producidos mediante reproducción asexual, por partenogénesis.

La partenogénesis, según Cyntia Steiner, directora asociada del laboratorio de genética de conservación de San Diego Zoo Wildlife Alliance, es una forma de reproducción asexual en la que las hembras pueden producir polluelos sin que los huevos hayan sido fecundados por los espermatozoides, sino que lo que ocurre es una duplicación del material genético de la hembra.

Hay que distinguir entre la partenogénesis obligada, que es cuando el desarrollo de un nuevo individuo ocurre exclusivamente sin la participación masculina, como es el caso de algunos lagartos y de algunas especies de peces, y entre la partenogénesis facultativa, que es la que ocurre en hembras que normalmente se reproducen sexualmente, como es el caso de los cóndores.

Los científicos desconocen el motivo por el que estas hembras de cóndor se habían reproducido de forma asexual, puesto que anteriormente se habían reproducido sexualmente y se encontraban en cautividad conviviendo con machos. Para Jesús Gómez-Zurita, científico del Instituto Botánico de Barcelona, esto se debe a un error biológico que no debe pasar.

Los dos polluelos nacieron en años y sitios distintos, uno en el Zoo de San Diego y otro en el Zoo de los Ángeles, ambos murieron muy pronto, si se tiene en cuenta que la esperanza de vida del cóndor en cautiverio está en torno a los 60 años. El primero era débil, con un cuerpo más pequeño y menos peso de lo normal, murió a los dos años tras haber sido liberado, y el segundo, también más pequeño que los de su especie, tenía escoliosis y comportamiento más dócil, murió a los ocho años, nunca fue liberado.

Este proceso de reproducción asexual podría plantearse como una opción para ayudar a aumentar las cifras de poblaciones en peligro de extinción, pero es muy complejo y los expertos no lo consideran muy factible. No obstante, los partenotes tienen una variabilidad genética muy baja, ya que portan dos copias exactas de los genes de la madre. La variabilidad genética es necesaria para enfrentarse a los nuevos cambios en el ambiente. Además, en algunos animales las hembras partenogenéticas solo producen machos, lo que dificulta la expansión de la especie.

Fuentes: El País, La Razón, Vanguardia

miércoles, 27 de abril de 2022

DOS CÓNDORES DE CALIFORNIA SE REPRODUCEN ASEXUALMENTE AÚN CON LA PRESENCIA DE MACHOS

Durante un análisis rutinario para
conocer el parentesco genético entre cóndores de California jóvenes y otros individuos más mayores, los científicos del San Diego Zoo Wildlife Alliance descubrieron que las hembras de esta especie podían reproducirse asexualmente a pesar de la presencia de machos alrededor.

Tras identificar la relación genética entre las crías con las madres, detectaron que ninguna de las aves estaba relacionada genéticamente con un macho. Esto se debía a que habían nacido a partir de un proceso de partenogénesis, una forma de reproducción asexual donde el óvulo sin fecundar duplica su material genético dando lugar a un organismo viable (denominado partenote) con un contenido genético idéntico al de su progenitora.

Es un fenómeno relativamente raro en aves y especialmente en hembras con acceso a machos. Por ello, estos dos polluelos de cóndor de California huérfanos de padre, representan el primer caso de partenogénesis en esta especie. Pero además, las dos hembras se alojaban con dos machos fértiles, y aún así se reprodujeron asexualmente. Es por ello que el descubrimiento es aún más revelador: a la vez de tratarse del primer caso de partenogénesis documentado en cóndores, es también el primero descubierto mediante el uso de pruebas genéticas moleculares y el primero en cualquier especie aviar donde la hembra podría haberse reproducido con una pareja.

Este descubrimiento publicado en el Journal of Heredity, tuvo lugar en el San Diego Zoo Wildlife Alliance, que es considerado una de las poblaciones de aves mejor estudiadas (con vigilancia permanente) de todo el mundo.
"Desde hace 30 años los conservacionistas han realizado una investigación genética y genómica extensa, utilizando muestras de sangre, membranas de cáscara de huevo, tejidos y plumas para recopilar datos hereditarios de 911 individuos", comenta el Zoológico de San Diego. Gracias a esto, ha sido posible cruzar los registros genéticos que se habían realizado anteriormente para corroborar los resultados.

En la década de los 80, el cóndor de California estuvo a punto de la extinción debido a la pérdida de su hábitat, el envenenamiento y la caza furtiva. Para 1987, la población de esta especie se limitaba a únicamente 22 individuos en estado silvestre; sin embargo, un ambicioso plan de conservación desplegado por los zoológicos de San Diego y Los ángeles permitió capturarlos para reproducirse en cautiverio.

Los partenotes del cóndor de California originados mediante la partenogénesis fueron producidos por dos presas diferentes, ambas estaban alojadas continuamente con un macho fértil. Cada hembra había producido un abundante número de crías antes de su reproducción asexual; una tuvo 11 polluelos y la otra 23 con un macho con el que había permanecido durante 20 años. Por desgracia, los machos partenotes (resultantes de la partenogénesis) murieron de forma prematura por lo que no pudieron llegar a ser analizados por los investigadores. Uno murió en 2003, sin llegar a los 2 años de vida. El otro, duró 8 años, sus cuidadores determinaron que no estaba apto para vivir por su pequeño tamaño y por una desviación en la columna, falleciendo en 2017.

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