El intestino delgado humano está formado por más de 40 metros cuadrados de tejido, con una superficie interna formada por una gran cantidad de pliegues, consiguiendo así una mayor absorción de los nutrientes.
Aproximadamente cada cinco días las células de la pared interna del intestino se renuevan para su correcto funcionamiento. Hasta el momento, se conocía que esto era posible gracias a las células madre que se encuentran en las criptas (pliegues) intestinales y que dan lugar a nuevas células diferenciadas.
Sin embargo, se desconocía el proceso que lleva a la forma cóncava de las tripas y a la migración de las células. También por qué este recambio celular se altera en enfermedades inflamatorias y el cáncer. Un equipo internacional liderado por Xavier Trepat, biofísico del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), ha descifrado como ocurre este proceso rutinario.
El trabajo ha combinado modelización por ordenador con experimentos con organoides de células de ratones. A diferencia de otros modelos experimentales tradicionales in vitro, los conjuntos de células tridimensionales, los mencionados organoides, reproducen múltiples características del tejido real.
Con tecnologías de microscopia desarrolladas en el mismo grupo han hecho, por primera vez, experimentos en alta resolución que han permitido conseguir mapas en 3D mostrando las fuerzas ejercidas por cada célula. Los resultados han contradicho la hipótesis más aceptada que afirma que las células generadas en la cripta empujaban a sus vecinas para salir y llegar a la cima de las vellosidades, se ha demostrado que las células de las vellosidades son las que tiran de las nuevas células con el objetivo de sacarlas de la cripta. En vez de estar bajo compresión las células de la cripta estas experimentan tensión.Este trabajo ha abierto nuevos interrogantes, centrándose ahora en investigar el modo en el que el tejido del intestino se divide en criptas y vellosidades, así como la fusión y separación de los nichos de células madre.
Sin embargo, según los investigadores, el organoide creado permitirá estudiar enfermedades como el cáncer, la celiaquía o la colitis, en las que se da un descontrol en la multiplicación de las células madre o bien se destruyen los pliegues. Además, estos modelos pueden fabricarse con células humanas y utilizarse para desarrollar nuevos fármacos o estudiar la microbiota intestinal.
Fuentes: La Vanguardia, Investigación y Ciencia
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