Muchas personas con epilepsia logran un control satisfactorio de las personas con epilepsia sufren crisis frecuentes y descontroladas, a pesar de tomar la medicación, o bien no pueden tolerar los efectos secundarios de los medicamento.
La cirugía es una opción para algunas personas con crisis descontroladas, pero resulta invasión y no es bueno para todas, en consecuencia, existe una importante necesidad no satisfecha de tratamientos efectivos y seguros para estas epilepsias más difíciles de tratar.
La estimulación magnética transcraneal (TMSA) es uno de muchos tratamientos más recientes que podría ofrecer a las personas con epilepsia, una alternativa segura y no invasiva a la cirugía.
La TMS se utilizó por mucho tiempo como herramienta para estudiar el funcionamiento del cerebro y también se ha valorado como un posible tratamiento para numerosos trastornos del sistema nervioso, incluida la epilepsia.
Este tratamiento indoloro y no quirúrgico utiliza corrientes magnéticas inducidas para regular la función cerebral y así reducir la tendencia a presentar crisis epilépticas.
Científicos comprobaron que el uso de la neuroestimulación sensible (RNS) en el tratamiento de la epilepsia ayuda a detectar convulsiones e intervenir con una sacudida de corriente eléctrica, destacan hoy en la revista JAMA Neurology.
Los investigadores, de la estadounidense Universidad de Pittsburg, sugieren que el uso de esta técnica puede remodelar el cerebro para que sea menos susceptible a las convulsiones. De ahí que los 11 pacientes participantes en el estudio comentaran de la disminución en la frecuencia de esos eventos al transcurrir el tiempo luego de utilizar la RNS.
La investigación incluyo el registro de la actividad cerebral de referencia durante un mes para caracterizar los patrones de crisis individuales de una persona, luego se empleó la información recopilada en el entrenamiento del estimulador para garantizar su respuesta automática ante una convulsión a medida que ocurre.
La teoría de los científicos es que la estimulación cambia las redes cereales, que vinculan las neuronas, de modo que no se pueden propagar los ruidos eléctricos en el epicentro neuronal en un ataque completo.
Descubrieron que al experimentar menos convulsiones, los pacientes mostraron reducciones progresivas en la actividad cerebral espontanea hiper-sincrónica, comenzando tan pronto como dos meses después de que el estimulador se encendiera por primera vez.
Los expertos esperan que este tipo de análisis de la actividad cerebral proporcione una retroalimentación más rápida durante el proceso de prueba y error del ajuste de parámetros, de modo que los pacientes pueden ver antes los beneficios a largo plazo de la neuroestimulación sensible.
Fuentes: Cochrane
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