Barbara McClintock ya descubrió que las cadenas de los cromosomas no son cadenas fijas y estables de información, sino que había "trozos" de ADN que iban saltando de un lugar a otro.
Estos genes son muy relevantes para comprender muchas cosas, como por ejemplo algunos trastornos degenerativos neurológicos e incluso el cáncer, pero a pesar de que McClintock lo descubrió sobre la década del 1920. Hasta el 1963 no fue tomada con la relevancia que debería, y ese mismo año recibió el premio nobel debido a ese descubrimiento.
Lo primero, explicar los genes saltarines, o transposones, son segmentos del ADN que tienen la capacidad única de salir del ADN, moverse, y reincorporarse de nuevo al ADN, pudiendo hacer una copia de ellos mismos antes de salir. Esto implica que puede alterar el funcionamiento de cualquier otro gen, estas alteraciones por lo habitual suelen ser dañinas para el organismo. El genoma animal contiene muchos de estos genes, pero muchos han perdido la capacidad de cambiar de posición
Para explicar la relación de esta información con el envejecimiento hay que irse a un estudio realizado por Ádam Sturm y Tibor Vellai en la universidad de Eötvös Loránd (ELTE) de Hungría. Estos científicos han encontrado un vínculo entre los genes y el envejecimiento, a través de un procedimiento llamado vía Piwi-piARN, con el cual se podría en cierta manea, silenciar y controlar estos genes. ¿Cómo se sabe que este proceso funciona?, se sabe, ya que ha sido probado en ciertas células que no envejecen, como las células madre cancerosas o en la Turritopsis dohrnii (la conocida "medusa inmortal").
También se han usado Caenorhabditis elegans, un tipo de gusano de alrededor de 1 mm que se suele usar en los experimentos relacionados con el envejecimiento y en estudios sobre mecanismos de longevidad, enfermedades relacionadas con la edad, etc. Han podido observar que después del procedimiento la vida del gusano aumentaba considerablemente.
Aparte, con este estudio se ha observado que se reproducen cambios epigenéticos(modificaciones que afectan a la actividad genética sin cambiar la actividad genética sin cambiar la secuencia del ADN) en el ADN de los gusanos a medida que estos envejecían, específicamente en los genes saltarines y según Tibo Vellai, podría ser un método muy preciso de determinar la edad a partir del ADN.
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