jueves, 7 de marzo de 2024

EL SECRETO FÍSICO DE LOS YAKS PARA VIVIR EN LAS ALTURAS

 Los Bos mutus o popularmente conocido como yaks, son mamíferos bóvidos de tamaño mediano y que tienen un pelaje lanoso que habita en las grandes montañas de Asia, estas tienen entornos gélidos y poco oxígeno y pocos animales pueden sobrevivir sin que acaben con problemas de salud, pero los yaks son uno de los que viven sin problema en estos entornos. Un estudio de Nature Communications ha expuesto las adaptaciones genéticas y celulares que le dan a estos animales la posibilidad de vivir. Su supervivencia se debe a un tipo de célula pulmonar endotelial específica de ellos, y desempeñan un papel muy importante para vivir en estos entornos. Tantos los yaks domésticos como los salvajes habitan sin complicaciones en regiones de hasta 6.000 metros de altura, estas condiciones supondría problemas muy graves en otro tipo de mamíferos (incluidos los humanos).

Qi-En Yang, coautor del estudio e investigador del Instituto del Noroeste de Biología de la Meseta de la Academia de China, cuenta que las próximas demostraciones de él y de su equipo pretenden desvelar cuándo los yaks desarrollaron esas células pulmonares. Para explorar la adaptación de estos animales a otros entornos, Qi-En Yang y más científicos han combinado datos genómicos y transcriptómicos para presentar una detallada imagen del genoma de los yaks, también presentaron un mapa de sus tipos de células pulmonares. 
                                                                                                                                  
Los científicos han encontrado 127 genes que funcionan de manera diferente en comparación de otros animales de ganado europeo y han encontrado un subtipo de célula endotelial que se encuentra en su tejido pulmonar. Creen que esta célula puede hacer que sus vasos sanguíneos sean más resistentes y fibrosos, lo que ayuda a poder respirar con mayor facilidad. Los autores de estas investigaciones concluyen que estas ayudan a revelar ciertos tipos de adaptaciones genéticas de estos mamíferos. También sospechan de que este tipo de células no solo se encuentren en los yaks, si no que también se pueden encontrar en diferentes antílopes y ciervos que viven en mesetas altas. Por ejemplo, se sospecha que el antílope tibetano las pueda tener, ya que también habita en la meseta tibetana. Por el contrario, los seres humanos no disponemos de ellas, ya que habitamos el mundo hace poco tiempo y necesitaríamos más tiempo para desarrollarlas.

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