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domingo, 17 de abril de 2022

DEMUESTRAN QUE EL ATRACTIVO FÍSICO DE LAS AVES NO CONDICIONA SU ÉXITO REPRODUCTIVO

El desarrollo de caracteres sexuales es una de las principales armas de los animales para asegurar la transmisión de sus genes, a modo de ornamentos, que destaquen su calidad. En general, los individuos más atractivos son también aquellos con una mejor condición física y genética, por tanto, cabría pensar que también alcanzan un mayor éxito reproductivo. 

Sin embargo, un estudio publicado en Journal of Evolutionary Biology por investigadores del CSIC, muestra como aquellos individuos que tienen un plumaje con menor coloración y, en consecuencia, menos atractivos, podrían tener una ventaja reproductiva, en función del contexto social. Los costes que conllevan estos ornamentos que incrementan el atractivo pueden suponer más disputas y, por tanto, menos tiempo para dedicar a la cría de descendencia.

El desarrollo y mantenimiento de ornamentos sexuales de alta calidad no es tarea fácil para nadie. En muchos animales, como las aves, las coloridas señales visuales que indican su nivel de atractivo resultan costosas de producir y mantener. Esto es lo que les sucede a los machos de papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), un pequeño pájaro migrador que señalizan su atractivo sexual, así como su estatus social, mediante la coloración del dorso. La coloración de su plumaje varía desde individuos marrones, parecidos a las hembras, hasta individuos completamente negros.

Esta coloración es hereditaria y un indicador de la calidad general y atractivo de los machos. Los individuos más oscuros establecen antes sus territorios de reproducción y producen cantos más complejos. 

Sin embargo, poder mostrar un gran atractivo, con los costes que conlleva, no sea siempre beneficioso en término de descendencia. Por ejemplo, en un bosque densamente poblado y atestado de competidores, tener un plumaje irresistiblemente oscuro que remarque además el carácter dominante, debería ser sinónimo de éxito. En cambio, el estudio científico del CSIC no apoya esta idea. El tamaño muestral total en esta investigación supera los 2.000 machos examinados desde 1984, según detalla David Canal, investigador del Centro para Investigaciones Ecológicas en Hungría y uno de los autores del estudio. Contrariamente a lo esperado, los individuos con coloraciones intermedias resultaron ser los más beneficiados en términos reproductivos.

Esta contradicción podría deberse al alto precio a pagar por los individuos que muestran tener gran estatus social y sexual. "Los machos más atractivos disfrutan de mejores territorios de cría o mejores hembras, pero son al mismo tiempo el centro de todas las miradas, también las de sus competidores. Defender sus posesiones puede originar un agotamiento físico que reduce el cuidado de los pollos y compromete su supervivencia", explica Nacho Morales-Mata, primer autor de la investigación. El mayor gasto en defensa podría favorecer a los machos con una coloración intermedia que, a pesar de no tener el mejor físico, podrían dedicar menos tiempo a las disputas y más tiempo y energía a sacar adelante a más pollos.

Para llegar a esta conclusión, se observó desde la tercera semana de abril hasta la primera quincena de julio cajas de nido. Cada tres días se revisaban para determinar la ocupación de individuos Ficedula hypoleuca o de otras especies. Una vez que se ocupaban estas cajas, la fecha de eclosión y el número de polluelos. Todas las aes de esta especie se marcaron con una anilla de metal enumerado y los machos, además, con una combinación única de anillas de colores.

Fuentes: CSIC, El País

viernes, 18 de marzo de 2022

LAS AVES NO ORINAN

Para dar buena respuesta haría falta concretar lo que entendemos por «orinar». Evidentemente, si lo circunscribimos a la acción que realizamos nosotros –y el resto de mamíferos–, las aves no orinan. Pero también podríamos decir que lo hacen de otra forma.

Comencemos por aclarar que la micción –como también se llama a la acción de orinar– es el proceso que elimina la orina de la vejiga hacia el exterior del cuerpo. Esta es la etapa final del sistema excretor. La defecación, en cambio, es la etapa final de otro proceso: el digestivo. Como es bien sabido, los mamíferos efectuamos estas dos funciones mediante dos vías diferentes.

Pues bien, decíamos que las aves lo hacen de manera bien distinta. Y es que, entre otras cosas, no tienen vejiga (con la excepción de los avestruces). Además, tampoco tienen dos orificios de salida, sino uno solo: la cloaca. Por lo tanto, sensu stricto, la respuesta ha de ser que no orinan. Ahora bien, lo que sí que tienen es el órgano fundamental del sistema excretor: el riñón.

Y ahora viene la explicación de por qué no orinan: el riñón filtra la sangre y produce un líquido de rechazo –de alto contenido en ácido úrico, pero no en urea– que acaba en el coprodeo, donde se mezcla con los excrementos procedentes del tubo digestivo. La mezcla resultante tiene una consistencia pastosa más bien líquida y un aspecto blanquecino, y se expulsa al exterior a través de la cloaca. Esta mezcla es rica en nitrógeno y fosfatos, lo que la convierte en un buen fertilizante, que se utiliza como abono (como en el caso del guano). También puede contener semillas de plantas ingeridas que se han hecho resistentes a los líquidos digestivos, lo que facilita su dispersión (caerán con el abono incorporado).

Las aves que reposan habitualmente en un lugar fijo, como muchas rapaces en sus atalayas, forman capas de excrementos que en ciertos casos aportan los nutrientes necesarios para el crecimiento de líquenes. Asimismo, algunas aves marinas, como la gaviota sombría (Larus fuscus), «bombardean» con excrementos tanto a los rivales que les quieren quitar los peces como a los depredadores que se acercan a las colonias de cría.

Ahora bien, su carácter ácido los hace corrosivos y por ello muchas aves urbanas, como las palomas, dañan las estatuas y fachadas donde reposan. También existe la posibilidad, aunque poco probable, de que nos caiga en la cabeza…

Finalmente, comentaremos que el ácido úrico es mucho menos tóxico que la urea y ello hace que no necesite ser diluido en una gran cantidad de agua, como sí pasa con los mamíferos. Gracias a ello, en la bolsa proximal se produce la reabsorción de buena parte del agua, lo que ayuda a evitar la deshidratación y, al no necesitar beber con tanta frecuencia, permite que las aves sean más ligeras, facilitando el vuelo. Además, tiene un valor adaptativo en las especies que viven en zonas esteparias, áridas o desérticas, como algunos tetraónidos.

Fuente: ABC

VIRUS DE LA GRIPE EN LA LECHE DE VACA PASTEURIZADA

Un equipo de científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison ha descubierto por primera vez la presencia de virus de gripe aviar altament...