El proceso para recolectar agua de las plantas comienza en las raíces de las plantas. Los cientos o miles de filamentos que se extienden desde la punta de cada raíz son los que realmente absorben el agua que se encuentran en el suelo.
Las raíces propias de las plantas, en este caso de los arboles sirven principalmente para mantenerlos erguidos firmemente al suelo y de este modo canalizar el agua hacia arriba.
La vena que transporta el agua se llama xilema. El xilema se extiende a todas las partes del árbol y esta está compuesta por células vivas y muertas de las cuales cada una realiza una función.
El transporte del agua tiene un problema y es que lo hacen en contra de la gravedad pero gracias a una serie de mecanismos de capilaridad y de evapotranspiración, y otros factores que contribuyen al potencial hídrico, para solventarlo.
Las hojas contienen estomas, células modificadas de la epidermis que se abren y cierran dependiendo de la concentración de gases que esta necesite expulsar o captar de la atmósfera.
Las plantas aparte de necesitar oxígeno y dióxido de carbono hay otro gas muy importantes el cual les permite en este caso a los árboles llevar el agua desde las raíces hasta la parte aérea y es el vapor de agua. A la vez que fijan CO2 y expulsan oxígeno a través de los estomas abiertos, también expulsan agua en forma de vapor. Este mecanismo es el que como antes se a nombrado evapotranspiración.
Gracias a este mecanismo transpirador, que funciona como un émbolo, se genera una tensión que hace tirar del agua líquida hacia arriba, sube a través del xilema desde las raíces a las hojas. En esos vasos conductores se produce un efecto de capilaridad el cual permite que el agua ascienda. Se crea la fuerza que antes se ha nombrado (potencial hídrico), resultado del equilibrio entre los potenciales ósmosis, capilaridad, evapotranspiración y gravedad, que mide la capacidad que tiene el árbol para transportar el agua con los nutrientes desde el suelo hasta finalmente las hojas.
De este modo es como los árboles consiguen que ese agua y nutrientes que captan del suelo por las raíces recorra todo hasta finalmente llegar a las hojas.