Pues de todos esos microorganismos que tenemos en el intestino, las bacterias sanas, se ha descubierto, que hacen algo más. Y es que pueden ayudar a evitar problemas de salud.
Un equipo de investigadores de UT Southwestern Medical Center ha descubierto que estas bacterias intestinales beneficiosas pueden prevenirnos del cáncer.
Estos investigadores han descubierto cómo estas bacterias lo hacen. Y han hallado que primero salen del intestino y, después, se desplazan a los ganglios linfáticos y a los tumores del cáncer en otras partes del organismo y, así, aumentan la eficacia de algunos fármacos de inmunoterapia.
Incluso con este descubrimiento, publicado en Science Immunology, se ha cuestionado que los antibióticos pueden debilitar el efecto de las inmunoterapias y esto puede llevarnos a nuevos tratamientos contra el cáncer.
Pero esta cuestión se ha llevado a la práctica. El doctor Koh y sus colegas experimentaron con ratones que tenían tumores de melanoma para llegar a la respuesta de cómo los medicamentos afectaban al movimiento por el cuerpo de los microbios intestinales.
Llevado a cabo el experimento, descubrieron que estos inhibidores del punto de control inmunitario (medicamentos), que se encargan de aumentar la actividad inmunitaria del cuerpo contra los tumores, también causan inflamación en el sistema digestivo que lleva a una remodelación en el intestino de los ganglios linfáticos.
Y en la parte derecha, podemos apreciar que si las bacterias beneficiosas no pueden viajar a los ganglios linfáticos y al tumor (activando las células inmunitarias), esta terapia (la terapia del punto de control inmunitario) no funciona.
Por último, cabe añadir unas palabras de los científicos que han logrado estos resultados: "Los científicos se han quedado perplejos en cuanto a cómo las bacterias dentro de su intestino pueden tener un impacto en un cáncer en sus pulmones, senos o piel"."Ahora entendemos mucho mejor ese mecanismo y, en el futuro, esperamos utilizar este conocimiento para combatir mejor el cáncer", ha afirmado el doctor Andrew Y. Koh, Profesor Asociado de Pediatría, Microbiología y en el Harold C. Simmons Comprehensive Cancer Center en UT Southwestern y uno de los autores del trabajo, que se ha publicado en Science Immunology.
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