El paleontólogo Jin Meng descubrió un extraño cráneo en la cuenca de Junggar, en el norte de China. El cráneo contaba con una placa ósea alrededor de la zona donde se situaba la frente del animal. También encontró cuatro vértebras de gran tamaño. Por ello, Meng pensó que su función era soportor grandes fuerzas.
Estos hallazgos pertenecen al espécimen Discokeryx xiezhi. Meng y otros paleontólogos determinaron que esta especie vivió en el norte de China hace 16,9 millones de años y que eran parientes de las jirafas ya que comparten el largo y fuerte cuello que evolucionó a consecuencia de la competencia sexual. Discokeryx xiezhi pudo haber sido el mejor vertebrado adaptado al impacto que haya existido. De tamaño era similar a una oveja, pero su cuello era de los más fuertes que haya tenido nunca un mamífero.Entonces, ¿qué tienen que ver estas antiguas criaturas con las jirafas modernas que conocemos? Para empezar, habría que dejar claro que Discokeryx xiezhi es un jirafoide, y no un jiráfodo. Es decir, no pertenece a la misma familia que las especies actuales pero sí que está emparentada con ellas a través de la superfamilia Giraffoidea. Por otra parte, los machos de las jirafas modernas también entablan feroces disputas por la hembras hoy en día.Esta nueva hipótesis no anula la teoría que dice que el tamaño del cuello de las jirafas se debe a que evolucionó para alcanzar las ramas más altas donde había comida, sino que la complementa. Los investigadores sostienen que tanto la búsuqueda de comida como las disputas entre machos contribuyeron al desarrollo del característico cuello de las jirafas, solo que de manera distinta. Por lo tanto, la selección natural moldearía las características de ambas especies según sus necesidades, pero tanto una como otra evolucionó abase de cabezazos.
Fuentes: National Geographic, ABC
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