Todos los animales necesitan dormir. Cuando los humanos o los animales no duermen lo suficiente, puede provocar problemas de atención, irritabilidad y otros efectos nocivos. Sin embargo, este pequeño marsupial es capaz de sacrificar horas de sueño para tener más relaciones sexuales durante la temporada de apareamiento.
Se conocen 13 especies de Antechinus o Antequino y habitan en Australia y Tasmania. Tienen una vida corta, de 11 meses y los machos suelen morir justo después de la temporada de apareamiento. La investigadora de Ciencias Animales, Erika Zaid registró los movimientos y las medidas metabólicas de 450 de estos animales para estudiar sus rutinas de sueño. Encontró que los machos sacrificaban al menos 3 horas de descanso cada noche durante las tres semanas que las hembras estaban en celo.
Zaid explica que la urgencia de los antequinos macho radica en que son semélparos. Mientras que las hembras viven el doble y tienen más oportunidades de reproducirse. Esto ocasiona que ellos no quieran perder el tiempo durmiendo y copulan durante 12 o 14 horas, mientras que ellas almacenan esperma de múltiples machos y no necesitan buscar pareja.
Este tipo de práctica sexual extrema hace que la esperanza de vida de los machos sea de tan solo un año y la llevan a cabo una sola vez en su vida, de hecho mantener relaciones sexuales es lo último que hacen en su vida.
Además de renunciar al sueño, el animal también renuncia al alimento, a pesar de necesitar cada día la ingesta de un 60% de su peso. Eso unido al estrés sexual y que tengan que competir físicamente con otros machos por el acceso a tantas hembras como sea posible para maximizar su éxito reproductivo, hace que su sistema inmunitario colapse, sean invadidos por parasitarios hermáticos e intestinales, sufra infecciones, y mueran antes de que sus crías lleguen a nacer.
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