Investigadores de la Universidad de La Trobe en Melbourne (Australia) han revelado un sorprendente comportamiento en el antequino australiano durante su temporada de apareamiento. A pesar de las necesidades universales de dormir, estos pequeños marsupiales optan por sacrificar horas de sueño para maximizar su actividad sexual.
Durante las tres intensas semanas del período de reproducción, los machos de esta especie buscan copular incansablemente con el mayor número de hembras posible, en sesiones que pueden extenderse hasta 14 horas. Esta estrategia, identificada por los científicos, contrasta con la necesidad común de descanso en el reino animal.
Las investigaciones lideradas por la científica en Ciencias Animales, Erika Zaid, y su equipo, revelaron que estos marsupiales, a pesar de tener una vida corta de solo 11 meses, muestran un comportamiento reproductivo intensivo. Atrapar y estudiar a estos animales no fue una tarea fácil, pero mediante el registro de movimientos y medidas metabólicas de 450 individuos, se pudo determinar que los machos sacrifican al menos tres horas de sueño cada noche durante el período de apareamiento. Zaid explica que la urgencia de los machos antequinos se debe a su naturaleza semélpara, lo que significa que solo se reproducen una vez en la vida. Por otro lado, las hembras viven el doble y tienen más oportunidades de reproducirse. Esta discrepancia en la estrategia reproductiva lleva a los machos a evitar el sueño y dedicarse por completo a la copulación, mientras que las hembras almacenan esperma de múltiples machos sin necesidad de buscar pareja.
Este estudio proporciona una fascinante visión de la biología reproductiva del antequino australiano y destaca la importancia de entender las complejas interacciones entre el comportamiento y la reproducción en diferentes especies. Los hallazgos, publicados en la revista Current Biology, arrojan luz sobre la extraordinaria adaptación de estos pequeños marsupiales a su entorno y ciclo de vida únicos.
Para garantizar su éxito reproductivo, en la contienda espermática los machos también compiten entre sí físicamente para acceder a tantas hembras como sea posible. Los que menos duerman, serán más exitosos. Según los expertos, la reducción del sueño podría ser adaptativa cuando la necesidad de reproducirse “es extrema”.
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