La NASA anunció hace unos años su programa Artemisa. Su misión es llegar a la Luna a mediados de esta década y montar una base permanente ya para finales. Entre las muchas cosas que necesitarán los nuevos selenitas está la comida. Además de la que les llegue desde la Tierra, planean cultivar sus propias verduras allí.
Ya hay miles de propuestas para plantar vegetales en suelo lunar. Este nuevo interés fue la ocasión para un grupo de investigadores de la Universidad de Florida. Llevaban años queriendo sembrar en el regolito que la NASA tiene en sus laboratorios para estudiar la interacción entre material extraterrestre y la biología terrestre. Por fin, hace unos meses recibieron 12 gramos de tierra de la Luna. No les llegaba para un latifundio, pero se las apañaron para plantar varios ejemplares de Arabidopsis thaliana, una pequeña planta de florecillas blancas. La A. thaliana fue el primer vegetal del que se secuenció su genoma y, para los científicos, es a las plantas lo que los ratones de laboratorio son entre los animales.
Así, en la NASA han desarrollado una impresora 3D que funcionará con polvo lunar y en China están dando avances en producir oxígeno y combustible a partir del suelo lunar para un soporte vital extraterrestre. El objetivo en todos los casos es mejorar la autonomía de los astronautas in situ durante las misiones para que no dependan tanto de la Tierra.
La investigación, publicada en la revista Nature, empleó muestras recogidas por el Apolo 11, 12 y 17, junto con un grupo control de suelo volcánico terrestre con una composición similar. Para favorecer el crecimiento emplearon una solución nutritiva a base de agua como fertilizante. Como era de esperar, la planta creció aún peor en el suelo de la Luna que en entre la hostil ceniza volcánica, pero igualmente logró germinar y crecer.Casi todas las plantas germinaron entre 48 y 60 horas después de sembrar las semillas, emergiendo al poco unas pequeñas hojas de entre la tierra lunar. Es algo que no esperaban, reconocen los creadores de este pequeño jardín lunar. El problema, como dijo el Dr. Stephen Elardo, uno de los tres investigadores, a Futurism, es que en la Luna “todo está basado en rocas. Casi no hay carbono, ni agua, ni fósforo, ni nitrógeno… todo lo que necesita una planta”. Y tras esto vieron al sexto día que algo no iba bien. Tras podar las plantas para concentrar su estudio en un solo tallo (tampoco les sobraba la tierra), comprobaron que las podas tenían las raíces atrofiadas, más gordas, retorcidas y cortas que los ejemplares que habían plantado en tierras terrestres, las plantas de control.
De momento, se está analizando el suelo lunar para identificar mejor sus deficiencias y poder desarrollar abono extraterrestre, pero ya se ha demostrado que es una vía de investigación fértil y posible.
“Ya no necesitamos llevar toda la tierra con nosotros”, dice Elardo. “Podemos usar el suelo lunar que ya está allí, agregarle algunas enmiendas y, con suerte, estar en condiciones de cultivar”.