domingo, 29 de mayo de 2022

NEUROESTIMULACIÓN PARA TRATAR CONVULSIONES EPILÉCTICAS

La epilepsia es un trastorno neurológico que se presenta en diferentes formas. 

Muchas personas con epilepsia logran un control satisfactorio de las personas con epilepsia sufren crisis frecuentes y descontroladas, a pesar de tomar la medicación, o bien no pueden tolerar los efectos secundarios de los medicamento. 

La cirugía es una opción para algunas personas con crisis descontroladas, pero resulta invasión y no es bueno para todas, en consecuencia, existe una importante necesidad no satisfecha de tratamientos efectivos y seguros para estas epilepsias más difíciles de tratar.

La estimulación magnética transcraneal (TMSA) es uno de muchos tratamientos más recientes que podría ofrecer a las personas con epilepsia, una alternativa segura y no invasiva a la cirugía.

La TMS se utilizó por mucho tiempo como herramienta para estudiar el funcionamiento del cerebro y también se ha valorado como un posible tratamiento para numerosos trastornos del sistema nervioso, incluida la epilepsia.

Este tratamiento indoloro y no quirúrgico utiliza corrientes magnéticas inducidas para regular la función cerebral y así reducir la tendencia a presentar crisis epilépticas.

Científicos comprobaron que el uso de la neuroestimulación sensible (RNS) en el tratamiento de la epilepsia ayuda a detectar convulsiones e intervenir con una sacudida de corriente eléctrica, destacan hoy en la revista JAMA Neurology.

Los investigadores, de la estadounidense Universidad de Pittsburg, sugieren que el uso de esta técnica puede remodelar el cerebro para que sea menos susceptible a las convulsiones. De ahí que los 11 pacientes participantes en el estudio comentaran de la disminución en la frecuencia de esos eventos al transcurrir el tiempo luego de utilizar la RNS.

La investigación incluyo el registro de la actividad cerebral de referencia durante un mes para caracterizar los patrones de crisis individuales de una persona, luego se empleó la información recopilada en el entrenamiento del estimulador para garantizar su respuesta automática ante una convulsión a medida que ocurre.

La teoría de los científicos es que la estimulación cambia las redes cereales, que vinculan las neuronas, de modo que no se pueden propagar los ruidos eléctricos en el epicentro neuronal en un ataque completo.
 
Descubrieron que al experimentar menos convulsiones, los pacientes mostraron reducciones progresivas  en la actividad cerebral espontanea hiper-sincrónica, comenzando tan pronto como dos meses después de que el estimulador se encendiera por primera vez.

Los expertos esperan que este tipo de análisis de la actividad cerebral proporcione una retroalimentación más rápida durante el proceso de prueba y error del ajuste de parámetros, de modo que los pacientes pueden ver antes los beneficios a largo plazo de la neuroestimulación sensible.

Fuentes: Cochrane

sábado, 28 de mayo de 2022

HORMONA COMO BIOFERTILIZANTE

Un equipo de investigación de la Estación Experimental de Zaidin del CSIC en colaboración con la Universidad de Cádiz, la Universidad de Córdoba (Argentina) y el Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias de la República Checa ha propuesto el uso de una  hormona llamada estrigolactona como biofertilizante ya  que detecta cuando a la planta le falta algún nutriente como puedes ser el nitrógeno y el fósforo,  haciendo llamar a microorganismos beneficiosos del suelo que le facilitan esos nutrientes.

Han publicado sus resultados en un artículo llamado "Strigolactones: New players in the nitrogen-phosphorus gignalling interplay".

El nitrógenoo y el fósforo son nutrientes vitales para las plantas, sin ellos el vegetal reduce su crecimiento, produce menos frutos y semillas y tiene debilitada sus defensas frente a microorganismos patógenos, en casos muy graves llega a producirse la muerte de la planta.

Los fertilizantes con esta hormona serían biofertilizantes y  harían que fueran menos necesarios los ferlilizantes químicos tradicionales, que aunque también aportan  nitrógeno y fósforo, degradan los suelos y contaminan las aguas subterráneas.

 Estos biofertilizantes son más sostenibles y menos contaminantes.

Los bioferlilizantes con estrigolactonas son bioestimulantes, facilitan que las plantas aumenten en un 20% su capacidad de fotosíntesis al atraer a microorganismos que son bacterias y hongos beneficiosos, que están en la rizosfera y que colonizan la planta, fortaleciendo sus raices, haciendo que crezca y que se proteja de patógenos. El grupo de científicos que investiga estos biofertilizantes que contienen la hormona buscan que los cultivos mejoren de manera natural con los microorganismos beneficiosos del suelo como hongos y bacterias, esta es una relación de simbiosis en la que la planta alimenta a los microorganismos y estos le facilitan el nitrógeno y fósforo que necesita.

Fuentes: Ambientum, Agencia iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología

viernes, 27 de mayo de 2022

UNA PEQUEÑA PLANTA MUESTRA QUE LA URBANIZACIÓN ESTÁ MARCANDO LA EVOLUCIÓN DE LA VIDA EN LA TIERRA

 

Se ha demostrado que el trébol blanco, una leguminosa herbácea, del centro de las ciudades, se parece más entre sí que a las poblaciones de campos naturales. 

Las ciudades ocupan el 3% de la superficie terrestre, pero podría llegar a ocupar el 5% en un futuro no muy lejano. ¿Cómo afecta esto a los seres vivos? El estudio del trébol blanco demuestra que las ciudades están cambiando la evolución de las especies.

El trébol blanco (Trifolium repens) es originaria de Europa, de la que a partir de esta se fue extendiendo por todo el planeta. Ha crecido en las zonas urbanas sin necesidad de ser cultivada. Al ser tan cosmopolita, un grupo de científicos los han estudiado y han publicado sus resultados en la revista Science.

Los científicos José Raúl Román y Miriam Muñoz colaboraron y estudiaron en la ciudad australiana de Newcastle. Fueron tomando muestras de las plantas desde el centro de la ciudad hasta el campo. Tras ubicarlas, las machacaban y depositaban en una placa con conos y la tapaban con una lámina impregnada de un reactivo que detectaba si había cianuro de hidrógeno, que es un compuesto que el trébol blanco libera cuando se siente atacado. Que un alelo esta capacidad es algo que solo se puede dar debido a la presión del entorno. Es la selección natural.


Los científicos españoles que fueron a Australia enviaron más tarde sus resultados hacia el laboratorio de la Universidad de Toronto Mississauga (Canadá). Allí, Marc Johnson y su equipo científico analizaron las muestras procedentes de Newcastle y las de otras ciudades de los cinco continentes.

De las muestras de 160 ciudades, el 47% mostraron cambios en el cianuro de hidrógeno que liberan los tréboles blancos. A medida que se alejaban de la ciudad, la probabilidad de produzcan el insecticida va aumentando.

El estudio también analizó la temperatura, la proporción de superficies impermeables y otros factores, llegando a la conclusión de que los tréboles blancos se adaptan a las diferentes ciudades de diferentes maneras, dependiendo de cómo cada ciudad altera el medio.

Fuentes: EL PAÍSSinc.

UNA FAMILIA DE TERMITAS ATRAVIESA LOS OCÉANOS DEL MUNDO 40 VECES DURANTE MILLONES DE AÑOS

 Las termitas son una de las peores plagas que puede sufrir una vivienda. Tremendamente voraces, una colonia puede convertir en serrín, vigas y mobiliario a gran velocidad, además de provocar destrozos irrecuperables en libros, papel, ropa y en prácticamente cualquier cosa que se encuentren por delante. Sin embargo, poco se sabe sobre su origen y cuándo y cómo han llegado a propagarse como un ejército por todo el mundo.
Investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST) en Japón les han seguido la pista a las termitas de la madera seca, una de las tres grandes familias en las que se dividen estos insectos, junto con las de la madera húmeda y las subterráneas. Viven, como su nombre indica, en la madera, y forman colonias pequeñas, de unos 5000 individuos.

Al secuenciar los genomas mitocondriales de 120 especies de termitas encontradas en todo el mundo, los científicos descubrieron que estos insectos han realizado nada menos que 40 viajes oceánicos durante los últimos 50 millones de años. Algunas especies incluso se han unido a los humanos en los últimos siglos para llegar a islas lejanas.

Las termitas de madera, o Kalotermitidae, a menudo se consideran primitivas porque se separaron de otras termitas bastante temprano, hace 100 millones de años, y porque parecen formar colonias más pequeñas" señala Ales Bucek, investigador de OIST y autor principal del estudio, publicado en Biología Molecular y Evolución. "Pero en realidad se sabe muy poco sobre esta familia". Hasta ahora, la investigación se había centrado en un género dentro de la familia que contiene especies de plagas comunes, que a menudo se encuentran dentro de las casas.

Para saber más sobre estos animales, los investigadores recolectaron cientos de muestras de termitas de madera seca de todo el mundo durante un período de tres décadas. De esta colección, seleccionaron alrededor de 120 especies, algunas de las cuales estaban representadas por múltiples muestras recolectadas en diferentes lugares. Esto representó más de una cuarta parte de la diversidad de Kalotermitidae. La mayoría de estas muestras se llevaron a OIST, donde se aislaron y se secuenció el ADN.

Al comparar las secuencias genéticas de las diferentes especies, los investigadores construyeron un extenso árbol genealógico. Descubrieron que las termitas de madera seca han realizado más viajes oceánicos que cualquier otra familia de termitas. Han cruzado océanos al menos 40 veces en los últimos 50 millones de años, viajando desde América del Sur hasta África, lo que, en una escala de tiempo de millones de años, resultó en la diversificación de nuevas especies de termitas de madera seca en los parajes recién colonizados. "Son muy buenas para atravesar océanos. Sus casas están hechas de madera, por lo que puedan actuar como pequeños barcos" dice Bucek.

Los investigadores encontraron que la mayoría de los géneros se originaron en América del Sur y se dispersaron desde allí. Se necesita una escala de millones de años para que una especie se divida en varias después de un movimiento. La investigación también confirmó que, más recientemente, las dispersiones han sido en gran parte mediadas por humanos.

Además, este estudio ha puesto en duda la suposición común de que las termitas de madera seca tienen un estilo de vida primitivo. Entre los linajes más antiguos de la familia, hay especie de termitas que no tienen un estilo de vida primitivo. De hecho, pueden formar grandes colonias a través de múltiples piezas de madera que están conectadas por túneles subterráneos.

"Este estudio solo destaca lo poco que sabemos sorbe las termitas, la diversidad de sus estilos de vida y la escala de sus vidas sociales" afirma Tom Bourguignon, investigador principal de la Unidad de Genómica Evolutiva de OIST y autor principal del estudio. "A medida que se recopile más información sobre su comportamiento y ecología, podremos usar este árbol genealógico para obtener más información sobre la evolución de la sociabilidad en los insectos y cómo las termitas han tenido tanto éxito".

Fuentes: ABCLa Nación 

GEN REGULADOR DE LA LOCALIZACIÓN SUBTERRÁNEA DE LOS TUBÉRCULOS DE PATATA

Investigadores del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) han identificado una nueva función del gen BRANCHED1b (BRC1b), que ha resultado ser esencial para la formación de tubérculos bajo tierra. El estudio es portada esta semana de la revista Nature Plants.

El trabajo liderado por Pilar Cubas, en colaboración con Salomé Prat, ambas del CNB-CSIC, muestra que mutaciones en este gen afectan a la capacidad de distinguir entre tallos aéreos y subterráneos (llamados estolones) en las plantas de patata. De esta manera, en las plantas mutantes se produce una distribución errónea de los azúcares y de las señales que controlan la formación de tubérculos y estas desarrollan tubérculos aéreos.  

Según Cubas, “utilizando como modelo plantas de patata silvestres y mutantes que no expresaban este gen, estudiamos la formación de tallos aéreos y subterráneos —estolones— durante seis semanas. Así observamos que los mutantes producían más tallos aéreos, pero menos estolones que las plantas silvestres”.

La investigadora subraya que, sin embargo, “el cambio más llamativo se refería a la formación de tubérculos: los mutantes producían muchos menos tubérculos subterráneos y de menor tamaño, y además, empezaron a producir tubérculos aéreos”.

Michael Nicolas, investigador del CNB-CSIC y primer autor del trabajo, recalca que “cuando este gen no funciona correctamente, la planta no distingue entre las ramas aéreas y los estolones y permite la entrada de azúcar y de las señales que promueven la formación de tubérculos en las yemas axilares aéreas. Así, al cabo de unas pocas semanas en condiciones que simulan el invierno y los días cortos, las plantas empiezan a desarrollar un sorprendente número de tubérculos en la parte aérea de la planta”. 

Para Cubas “aunque a priori desde el punto de vista agronómico podría ser interesante cosechar patatas sin tener que desenterrarlas, esto no resulta adaptativo en la naturaleza, ya que los tubérculos, que son fundamentalmente órganos de supervivencia invernal, quedarían expuestos a las inclemencias del tiempo y al forrajeo de los animales”.

Por otro lado, estos resultados ayudan a comprender mejor el mecanismo molecular de reparto y acumulación de azúcar en los tubérculos y tienen una importancia agrícola más amplia, puesto que otras especies que producen tubérculos, como la batata y la yuca, posiblemente tendrán genes BRC1b que podrían desempeñar un papel similar en esas especies.

Fuentes: Sinc

PLANTAS DE ARROZ EN SIMBIOSIS CON UN HONGO

La simbiosis con un hongo hace a las plantas de arroz más productivas y resistentes a enfermedades, según investigadores españoles. El nuevo estudio, aplicado en arrozales del Delta del Ebro, plantea una estrategia prometedora para reducir el uso de pesticidas y promover la agricultura sostenible.

La micorriza arbuscular es un tipo de hongo que establece relaciones de simbiosis con las raíces de la mayoría de plantas terrestres, mejorando su nutrición y la resistencia a patógenos. Hasta ahora, sus efectos en las plantas de arroz, el cultivo de cereales más importante a escala mundial, habían sido poco estudiados.

Un nuevo trabajo, liderado por investigadoras del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG), revela que las plantas de arroz en simbiosis con hongos micorriza arbuscular presentan un mayor crecimiento, productividad y resistencia a la devastadora piriculariosis, abriendo nuevas posibilidades para mejorar el rendimiento de los arrozales y reducir el uso de fungicidas.

La simbiosis es una relación mutuamente beneficiosa para los organismos implicados, y esta estrategia ya se utiliza para mejorar la producción de muchos cultivos relevantes como el trigo, la avena y la mayoría de especies de legumbres.

Tradicionalmente, se pensaba que las plantas crecidas en ambientes acuáticos como el arroz, que se conrea principalmente en campos inundados, no hacían simbiosis con las micorrizas arbusculares. Pero distintos estudios han demostrado ahora que esta asociación sí se da.

La nueva investigación, publicada en la revista Rice y dirigida por Sonia Campo, investigadora postdoctoral en el CRAG, demuestra que la simbiosis entre micorriza y arroz puede aumentar el rendimiento de los arrozales cultivados en agua.

“Después de inocular las plantas y de someterlas al hongo patógeno, observamos que en general la simbiosis protegía a las plantas de la infección. Aun así, en la variedad Maratelli, que es muy susceptible a la enfermedad, la inoculación tuvo un efecto negativo. Estos resultados nos indican que la simbiosis tiene un gran potencial para mejorar la resistencia del arroz, pero sus efectos se tienen que evaluar caso por caso en función de las distintas variedades”, explica Campo, primera autora del artículo.

Como parte del proyecto europeo GreenRice, que busca desarrollar un sistema de cultivo de arroz más sostenible, el equipo investigador estudió el efecto de la simbiosis en doce variedades de arroz muy extendidas en Europa.

En condiciones de invernadero, se inocularon las plantas de arroz con dos especies distintas de micorriza, y se demostró que la gran mayoría de variedades crecían más tras el tratamiento. Paralelamente, también se investigó la resistencia de las plantas inoculadas a la enfermedad del arroz más temida, la piriculariosis, causada por el hongo patógeno Magnaporthe oryzae.

Gracias a la colaboración con investigadoras expertas en agronomía del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), lideradas por Mar Català y Maite Martínez, se realizaron experimentos en sistemas de cultivo convencionales. En las pruebas hechas en los arrozales de la Estación Experimental del Ebro se vio que la inoculación del hongo mejoraba hasta un 40 % la productividad de las plantas, principalmente a causa del aumento del número de panículas que contienen los granos de arroz.

Este incremento sustancial del rendimiento demuestra que la simbiosis es funcional en condiciones de inundación, y también evidencia que la inoculación con micorriza arbuscular es una estrategia prometedora que se podría implementar en los campos.

Bajo la luz del Año Internacional de la Sanidad Vegetal declarado por las Naciones Unidas, este nuevo trabajo de investigación toma especial relevancia, ya que abre la posibilidad de usar la simbiosis con micorriza arbuscular como estrategia para mejorar el rendimiento y la resistencia a patógenos del arroz, promoviendo así la agricultura sostenible.

“Nuestros resultados plantean una alternativa a la utilización de fertilizantes y pesticidas, cuyo uso excesivo ha generado problemas ambientales en muchas áreas de cultivo de arroz”, concluye Campo.

Fuente: Sinc

TOMATES CON VITAMINA D

Los tomates son conocidos por ser ricos en vitaminas A, C y betacaroteno. Ahora, gracias a la edición genética, los científicos han conseguido que, además, lo sean en vitamina D.
 Siguen siendo rojos, y saben como los demás, pero han sufrido una mutación genética en el laboratorio que convierte estos tomates en fuente de Vitamina D.
 Debido a esta causa, el tomate aspira a convertirse en un nuevo súper alimento vegano. Una buena noticia si tenemos en cuenta que su déficit es un problema de salud mundial, y la insuficiencia de este nutriente está relacionado con la probabilidad de padecer un mayor riesgo de cáncer, deterioro neurocognitivo y otras causas de mortalidad en general. A esto hay que añadir, que la vitamina D no solo se consigue  
con una buena nutrición, los investigadores explican que la mayoría de los alimentos no aportan nada, y las plantas son una fuente muy pobre en este caso. Hasta ahora, solamente valía el pescado azul, el hígado y los huevos.

Normalmente, los tomates y otras plantas de su familia, producen un precursor llamado provitamina D3, pero después lo convierten en otros compuestos usando enzimas codificadas por dos genes, llamados 7-DR1 y 7-DR2

Los investigadores sospecharon que anular o incapacitar cualquiera de estos genes haría que la planta acumulara provitamina D3, que cuando se expone a la luz solar se transforma en un segundo precursor, la previtamina D3, que las personas sí pueden usar.

El equipo decidió eliminar el 7-DR2, que ayuda a la planta a sintetizar compuestos que las plantas emplean para lidiar con el estrés de las plagas y los microbios. Gracias al 7-DR1 intacto, las plantas modificadas crecieron normalmente. Y cada tomate maduro en rodajas, después de la exposición a la luz solar, debería ofrecer tanta previtamina D3 como dos huevos medianos.

El contenido se puede aumentar cortando primero el tomate, según vieron los investigadores, y probablemente incluso más secándolo al sol. Las hojas y los tallos de las plantas fortificadas también podrían ser útiles, señala la investigadora, porque podrían utilizarse para fabricar suplementos de esta vitamina y  además de origen vegano.

Los hongos también pueden ser una fuente de vitamina D cuando se tratan con luz UVB ,o cuando se cultivan en forma silvestre, según los investigadores. Sin embargo, estas plantas produjeron vitamina D2, que según el artículo era "sustancialmente menos bioeficaz" que la vitamina D3, que proviene de la carne y los lácteos.

Los tomates modificados genéticamente se veían indistinguibles y su sabor es igual que los tomates normales, por lo que es realmente un gran descubrimiento que puede revolucionar tanto el mundo y como la industria de la nutrición.

Fuentes: La Razón, RTVE.

OBTENCIÓN DE LUZ DE LA FOTOSÍNTESIS DE LAS PLANTAS

Un grupo de estudiantes de la Universitat Autónoma de Barcelona y de la Ramón Llull, encabezado por el joven de 25 años, Pablo Vidarte, ha diseñado un sistema para generar electricidad a partir de las plantas, gracias a la aplicación de la biotecnología, rama de las ciencias biológicas que usa los organismos vivos o partes de los mismos para producir bienes y servicios.

El objetivo del proyecto es fusionar naturaleza y tecnología a través de soluciones innovadoras. Se trata del proyecto Bioo, una batería biológica que atrapa los electrones que normalmente se escapan durante el proceso de la fotosíntesis. Es el primer sensor sostenible para la agricultura de precisión alimentado energéticamente por la propia tierra, evitando el uso de pilas químicas y de instalaciones de paneles solares, y sus mantenimientos, con el consiguiente ahorro de costes. Es, por tanto, una batería biológica alimentada por la tierra.

Su funcionamiento se basa en que la celda microbiana de Bioo se nutre de materia orgánica y fertilizantes. El mecanismo de la celda está potenciado por un consorcio de microorganismos que viven en su medio natural. La materia orgánica y los fertilizantes son arrastrados por la irrigación y la lluvia hacia la celda, así los microorganismos rompen la materia orgánica liberando electrones, creando una corriente eléctrica en la batería.

Gracias al proyecto Bioo, las familias podrían cubrir sus necesidades de electricidad a través de unos paneles de diez por diez metros de vegetación. Ya es capaz de cargar un móvil y de ofrecer conexión wifi, pero el objetivo es ir más allá, pues los paneles vegetales generarían electricidad para usarse también fuera del ámbito doméstico. Según explicaron en el Mobile World Congress de Barcelona, el sistema genera una potencia de 3 a 40 vatios por metro cuadrado. El dispositivo es capaz de producir electricidad constantemente mediante un sistema de autoabastecimiento, que además no daña a las plantas.

Solo existen dos proyectos fuera de España que cuenten con dispositivos parecidos, pero según aseguran los estudiantes del proyecto, Bioo tiene un mínimo de producción eléctrica diez veces mayor, y su implementación es más barata.

Además, Bioo ha desarrollado un panel vegetal único que genera y suministra energía de las bacterias de la tierra misma para encender sistemas de parques y jardines. Otra de sus ideas son los interruptores biológicos que se activan cuando un ser vivo entra en contacto con una planta, percibe los cambios en frecuencias, que los convierten en un voltaje que se transmite por sus cuerpos conductores y la tierra. El dispositivo captura esta señal convirtiéndolo en un interruptor capaz de activar cualquier sistema alimentado externamente. 

Por otro lado, los estudiantes apuestan por el concepto de ciudad inteligente, que permita a las personas que utilicen Bioo, comprar o vender electricidad.

Fuentes: Okdiario, Canal Sur, Huelva Buenas Noticias

NUEVOS HONGOS BENEFICIOSOS PARA LAS PLANTAS

Conocemos un complejo mundo subterráneo que influye en el mundo de la superficie, este mundo es conocido como la biota del suelo, se compone por seres microscópicos, que integran virus, bacterias y hongos; y otros organismos que tenemos la posibilidad de mirar a primera vista, como pequeños insectos, lombrices e inclusive la parte subterránea de las plantas, las raíces.
Todos ellos interactúan entre sí para, entre otras cosas, regular nutrientes y regímenes del agua, conservar la composición del suelo, descomponer la materia orgánica y remover sustancias tóxicas. Sin embargo no todo queda enterrado, sino que estas interrelaciones además permiten el trueque con los gases de la atmósfera, reteniendo en el suelo parte importante del carbono emitido al ambiente.
Uno de los elementos más importantes de la biota del suelo son unos hongos con un nombre que explica sobre todo su interacción con las plantas y las construcciones que conforman. Son los hongos micorrícicos arbusculares (HMA).
Estudiosos e investigadoras del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC) y compañeros de trabajo del Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias Checa publicaron un análisis en la revista New Phytologist donde analizaron el impacto de las diferentes especies y conjuntos taxonómicos de HMA sobre el incremento, nutrición y custodia de las plantas ante los diversos tipos de estrés provocados por patógenos, parásitos, herbívoros, sequía, salinidad o metales pesados.
“El tipo de simbiosis que se establece entre el hongo y la planta se conoce como mutualista, en donde ambos participantes se benefician. En este caso el hongo provee a las plantas de nutrientes -principalmente fósforo y nitrógeno-, mientras que estas últimas les proporcionan a los primeros los hidratos de carbono que producen a partir de la fotosíntesis. A través de esta interacción, muchos de los HMA también promueven el crecimiento vegetal y la resistencia a distintos tipos de estrés, como sequía, salinidad, presencia de metales pesados o el ataque de parásitos y patógenos. Es por ello por lo que muchas especies de HMA son utilizadas como bioinoculantes, es decir, agregando sus esporas a las semillas o a las plantas de cultivos comerciales para favorecer su crecimiento”, comenta Carlos Urcelay, investigador del CONICET en el IMBIV y último autor del artículo.

Los cambios en la utilización de la tierra por parte del ser humano, como las prácticas agrícolas, además están afectando a las sociedades de los HMA. Por consiguiente, podrían ser deseables tácticas de uso de la tierra que tengan el menor efecto viable en este conjunto, especialmente en la agricultura.

“Hasta este análisis, no se había examinado cuáles son las especies de HMA más eficientes en la funcionalidad simbiótica, en otros términos, las especies que dan más grandes beneficios a las plantas a grado de su aumento y nutrición de plantas con y sin estrés. Para llevarlo a cabo, se sintetizaron bastante más de 3200 datos originarios de 418 artículos publicados en los últimos 10 años y se elaboraron rankings conforme con la eficiencia simbiótica de las especies y equipos taxonómicos”, explica Nicolás Marro, investigador del CONICET en el IMBIV y primer creador del trabajo.

 Los cambios en la utilización de la tierra por parte de las personas, como las prácticas agrícolas, además están afectando a las sociedades de los HMA. Por consiguiente, podrían ser deseables tácticas de uso de la tierra que tengan el menor efecto viable en este conjunto, en particular en la agricultura. 


Fuentes: dicyt, intagri. 





DESCUBREN CÓMO REALIZAR UNA FOTOSÍNTESIS EN LA LUNA

Del mismo modo que hacen las plantas en la Tierra, en nuestro satélite se podría producir oxígeno y combustible a partir de la radiación solar, el CO₂ que emitan los astronautas y los compuestos del suelo lunar. Esto ha sido demostrado gracias a científicos chinos tras analizar las muestras que ha traído la nave Chang'e 5

El oxígeno que respiramos viene de las plantas y otros organismos fotosintéticos, como las cianobacterias; producido mientras convierten el dióxido de carbono y la luz solar en energéticos azúcares. 

Según el estudio que publican esta semana en la revista Joule, investigadores chinos proponen realizar un proceso de fotosíntesis similar en la Luna. Los autores descubrieron que la muestra, tras analizar el suelo lunar traído por la nave espacial china Chang'e 5, contiene algunos compuestos como sustancias ricas en hierro y titanio que podrían funcionar como catalizadores para producir oxígeno y combustible a partir de la radiación solar y el CO₂ que exhalarán los futuros astronautas. El equipo de la Universidad de Nanjing plantea una estrategia de "fotosíntesis extraterrestre" que se podría usar para facilitar la exploración humana en la Luna y más allá.

El sistema utiliza el suelo lunar para electrolizar el agua, con la ayuda de la radiación solar, que se podría extraer de la Luna y deshidratando los gases que exhalen los astronautas, produciendo dos productos: oxígeno e hidrógeno. El dióxido de carbono que liberen los posibles habitantes de la Luna también se puede almacenar y combinar con ese hidrógeno mediante un proceso de hidrogenación catalizado por el suelo lunar. Se originan hidrocarburos como el metano, que se podría emplear como combustible.

Este método no consume energía externa, solo la luz solar, para generar una serie de productos de interés que sustentaría la vida en una base lunar. Este equipo probablemente probará este sistema en el espacio con las futuras misiones lunares tripuladas de China. 

A pesar de que la eficiencia catalítica del suelo lunar es menor que la de los catalizadores disponibles en la Tierra, el equipo mejorará su diseño; por ejemplo, fundiendo el suelo lunar en un "material nanoestructurado de alta entropía", que es un mejor catalizador.

Los autores afirman que hay opciones de supervivencia extraterrestre, pero que requieren fuentes de energía de la Tierra. Un ejemplo sería el rover Perseverance de la NASA, que presenta un instrumento que puede usar CO₂ de la atmósfera de Marte para fabricar oxígeno, aunque está alimentado por una batería nuclear. 

El equipo está seguro de que ahora entramos en una "Edad del Espacio" donde tendremos que pensar en formas de reducir la carga útil, es decir, depender del menor número posible de suministros de la Tierra y utilizar en su lugar los recursos extraterrestres.

Fuentes: ABC, SINC

LOS MOSQUITOS DETECTAN EL COLOR DE LA PIEL HUMANA

Un mosquito hambriento es capaz de percibir el dióxido de carbono que exhala una persona a 30 metros de distancia. Ahora, una nueva investigación indica que el gas activa su sentido de la vista en busca de los tonos de la piel humana.

"El olor le dice que hay algo por ahí, pero acaba localizándolo con la visión", explica el neurobiólogo de la Universidad de Washington Jeff Riffell, autor principal del estudio publicado en Nature Communications. Tras analizar 1,3 millones de trayectorias de vuelo, su equipo descubrió que ese insecto díptero le atraen colores como el rojo y el naranja claro (que refleja la piel humana de cualquier raza). Sin embargo, pasa de largo ante tonos verdes y azules, aunque solo en presencia de C02.

No es nada sencillo observar a los mosquitos, pues revolotean de aquí para allá en trayectorias al azar. Se les suele estudiar encerrados en cajas pequeñas, pero "distan mucho de ser las condiciones naturales" aclara Riffell. A fin de simular un entorno más realista, su equipo construyó un túnel de viento de un metro de largo donde podían controlar con suma precisión la velocidad del viento, los olores y los estímulos visuales. A lo largo del túnel, 16 cámaras captaban imágenes que una vez unidas plasmaban la trayectoria de vuelo completa de cada mosquito.

Cuando se sueltan ejemplares de Aedes aegypti en el túnel, estos no investigan los objetos de color similar a la piel humana hasta que no se añade el dióxido de carbono. Cuando esto sucede, vuelan en tropel hacia los objetos; si se filtra la luz naranja y roja, la atracción cesa.

En otro experimento, los investigadores introdujeron mutaciones en los fotorreceptores del mosquito para cegar la visión de las longitudes de onda largas, como las de la luz roja. Esto también detuvo su vuelo a los tonos de la piel humana, al igual que las mutaciones del receptor que detecta el CO₂.

«Los mosquitos no poseen un receptor independiente que identifique el rojo», afirma Almut Kelber, biólogo de los sentidos de la Universidad de Lund que no ha participado en el estudio. Parece probable «que vean el naranja, el rojo y el negro como tonos oscuros, y que la elección del rojo sea por defecto, “al no ser ni verde ni azul”».

Otros insectos también usan primero el sentido del olfato antes de afinar la vista. Las hembras de la mariposa Papilio xuthus, por ejemplo, «eligen el color en función del olor», explica Kelber. En un entorno de laboratorio sin aromas, se posan preferentemente en los objetos azules. Pero cuando huelen una planta en la que poner los huevos que sirva de alimento para las futuras larvas, se dirigen hacia el verde. Si huelen naranjas o lirios, su preferencia vira al rojo.

Riffell pretende aplicar sus descubrimientos al diseño de trampas antimosquitos más eficaces. Muchas tienen componentes blancos, «y a los mosquitos no les gusta nada ese color».

CONSIGUEN CONTROLAR LOS MOVIMIENTOS DE UNA PLANTA CARNÍVORA CON IMPLANTE NEURONAL

Un equipo de investigadores suecos del laboratorio de Simone Fabiano en Linköping, ha simulado con éxito la función de la célula cerebral para controlar el movimiento de una venus atrapamoscas.

Esta planta carnívora es especialmente famosa por atrapar a sus víctimas rápidamente mediante un sofisticado mecanismo de captura. Por ello, el experimento tenía como objetivo cerrar las fauces de la planta sin insecto alguno dirigiéndola por el implante neuronal. Se ha realizado mediante una neurona artificial impresa, producida con materiales orgánicos que permiten una mejor conexión con las células vivas.

En este sentido, los investigadores están explorado nuevos caminos, ya que se han centrado en desarrollar una neurona artificial basada en transistores electroquímico orgánicos. Este material permite desechar el uso de dispositivos formados por silicio, que son más complejos a la hora de integrarlos en sistemas biológicos debido a la escasa biocompatibilidad. Además el nuevo mecanismo funciona con un voltaje menor, por lo que se ahorra energía.

Con este nuevo enfoque respecto al material guiado por la neurociencia, plantearon el experimento, que se centraba en la integración de la neurona artificial en la venus atrapamoscas. Las plantas no tienen cerebro, pero poseen sistemas de intercambio de electrones e iones que impulsan sus movimientos de forma eléctrica. Los investigadores se preguntaron si podían lograr el movimiento de una planta proporcionando esa electricidad; y efectivamente consiguieron por primera vez integrar una neurona orgánica artificial y producir una sinapsis en una planta.

Estas plantas carnívoras se cierran para atrapar a sus presas debido a la estimulación de los pelos sensibles de la superficie, (esto dura aproximadamente 30 segundos, provocando la liberación de iones y dando una respuesta). Sabiendo esto, los investigadores imitaron el mecanismo estimulando la neurona con una alta corriente eléctrica, provocando por tanto el cierre de la planta.

Cuando el implante se conectaba a la planta, los impulsos eléctricos de la célula nerviosa artificial permiten que la hoja se cierre aunque no se haya posado ningún insecto. Cabe destacar que la planta reaccionaba la segunda vez que le metían el voltaje, no la primera. La neurona implantada está implicada también en el aprendizaje de la planta.

Gracias a este y otros experimentos, los especialistas prevén que en una década será normal tener implantes y sensores cerebrales. La neurotecnología es actualmente un campo en constante expansión que nos ofrece las herramientas necesarias para interactuar con el sistema nervioso.

Fuentes: El País, Ondacero, Business Insider, La Nación

LA NASA HACE AVANCES EN LA INVESTIGACION RESPECTO A EL CULTIVO DE PLANTAS EN EL ESPACIO

Asegurar que las plantas obtengan los nutrientes que necesitan a través de un riego adecuado ha sido un desafío desde hace mucho tiempo para los agricultores de todo el mundo. También es un desafío en el espacio. Con la finalización del proyecto del Centro de Gestión del Agua de las Plantas (PWM) del Centro de Investigación Glenn de la NASA, la NASA está un paso más cerca de determinar la forma más eficiente de proporcionar hidratación y aireación adecuadas para que las plantas crezcan en el espacio.

Este proyecto es para aprender cómo alimentar a la tripulación del astronauta en largas misiones a la Luna y Marte mientras los astronautas pasan semanas, meses e incluso años en el espacio. Es parte de la investigación en curso de la NASA. "La NASA ha demostrado en el pasado que las plantas que crecen en el espacio pueden usarse como fuente de alimento", dijo Tyler Hatch, científico del proyecto PWM, "Desde un punto de vista hortícola, es posible".

En proyectos anteriores, los investigadores descubrieron que la ingravidez dificultaba proporcionar suficiente humedad y aireación a las raíces de las plantas. Debido a la diferencia de gravedad, las raíces crecen de manera diferente en la Tierra y en el espacio. El equipo de Hatch trabajó con biólogos de plantasen el Centro Espacial Kennedy de la NASA para determinar las necesidades y desafíos de las plantas al tratar de cultivar plantas en la Estación Espacial Internacional. Los investigadores se han centrado en el suministro de agua a lo largo del ciclo de vida de la planta y han investigado dos formas principales en las que el agua puede llegar a las raíces de la planta. El primero se centra en los usos tradicionales de la tierra. El segundo método está relacionado con la hidroponía. Con este método, no hay tierra y las plantas están directamente en el agua.

El equipo ha desarrollado plantas artificiales o simuladas para su uso durante el proyecto. Será difícil utilizar plantas vivas principalmente con fines de almacenamiento. Usaron fieltro, musgo y esponja para crear simulaciones de plantas que reflejaban el sistema de raíces y la tasa de evaporación de las plantas vivas, entre otras propiedades físicas.

De esa forma, el equipo no tuvo que hacer coincidir la biología de la trabajar con plantas reales. En el experimento, usamos un ponche de frutas que contenía nutrientes y azúcar para simular el estado de las plantas que son más similares al estado de las plantas en la Tierra. Además, el color de la savia se veía fácilmente cuando era absorbida por las plantas.

La recopilación de datos se centró en los aspectos visuales del experimento y la velocidad a la que las plantas absorben los ponches de frutas. La cámara capturó un video del proceso PWM en la estación espacial y luego se compartió con los investigadores de Glenn.

El proyecto PWM completó la primera operación de la estación espacial a fines de febrero de 2021 y la iteración final a principios de abril del mismo año. El equipo está recopilando datos valiosos y espera realizar más pruebas en el futuro. "Fue gratificante trabajar en experimentos enviados al espacio que podrían afectar la nutrición de los futuros astronautas", dijo Hatch. "Fue una gran oportunidad para
experimentar y obtener datos en uno o dos años".

Para añadir más, recientemete se ha logrado plantar en suelo lunar, tal y como se puede ver en esta publicación de este mismo blog.

Fuentes: NASA.GOVANDINA.PE.

LOGRAN CULTIVAR PLANTAS EN SUELO LUNAR

Un invernadero en la Luna, lleno de hortalizas terrestres para alimentar una colonia humana: la ciencia-ficción ha instalado en nuestro imaginario este sueño que hoy está más cerca , tras anunciarse el éxito en el cultivo de plantas en el suelo lunar. En concreto se trata de ejemplares de arabidopsis thliana los cuales han germinado en muestras recogidas durante las tres misiones de Apolo de la NASA.

"La idea de un invernadero en la Luna es el material con el que están hechos los sueños de la exploración espacial. Cuando las civilizaciones se desplazan para establecerse en algún lugar , los humanos siempre llevamos con nosotros nuestra agricultura. La capacidad de llevar plantas con nosotros de manera exitosa a la Luna es la manera en la que podremos cultivar comida para estar allí durante un tiempo sin necesidad de reabastecimiento, también para purificar el aire eliminando el CO2 y producir agua potable" todo esto señaló el biólogo espacial y genetista Robert Ferl.

"Las plantas siempre han formado parte de la agenda de la exploración profunda. Mostrar que las plantas pueden crecer en el suelo lunar es un paso enorme" explicó Ferl. Los investigadores han constatado, que estas plantas crecen más lentamente y muestran más signos de estrés cuando se cultivan en muestras de suelo lunar que en cenizas volcánicas de la Tierra.

Ferl y sus colegas querían comprobar si el suelo lunar podía sustentar la vida vegetal. Para ello han cultivado los ejemplares de arabidopsis thaliana, pequeña planta con flores, originaria  de Eurasia y África. Los científicos suelen utilizarla en experimentos porque su mapa genético completo fue secuenciado en el año 2000. En este caso, se han cultivado 12 muestras de suelo recogidas durante las misiones lunares Apolo 11,12 y 17 , en 1969 y 1972.

Las muestras se recogieron en diferentes capas del suelo durante cada misión, las del Apolo 11 habían estado expuestas a la superficie lunar durante más tiempo que las del Apolo 12 y el Apolo 17, detalla la Universidad de la Florida.

Los investigadores examinaron si la forma de crecer y adaptarse difería entre estas plantas y las cultivadas en 16 muestras de ceniza volcánica de la Tierra. Una ceniza volcánica ,regalito, presenta un tamaño de partícula y una composición mineral similar a los del suelo lunar.

El equipo descubrió que aunque las plántulas ( plantas en sus primeros estadios de desarrollo) podían crecer en todas las condiciones del suelo, en suelo lunar lo hacen más lentamente , tardando más en expandir sus hojas y echando raíces más atrofiadas que las cultivadas en ceniza volcánica.

Mientras que algunas plantas cultivadas en suelo lunar presentan una forma y un color similar a las cultivadas en ceniza volcánica ; otras crecen atrofiadas y contienen pigmentos oscuros y rojizos, características que suelen indicar estrés en las plantas.

Los investigadores hicieron hincapié en el hecho de que estamos ante el estudio de seres vivos terrestres reaccionando a un entorno al que nunca, a lo largo de toda su evolución como especie, se habían enfrentado. La bióloga molecular y genetista Anna-Lisa Paul, empleó una metáfora para explicar a qué se enfrentaban las plantas: " viendo las herramientas necesarias para realizar un trabajo, podemos deducir qué tipo de trabajo es".

En este caso, las " herramientas" que seleccionaron esas plantas para hacer frente a un entorno desconocido fueron la activación de ciertos genes. El análisis genético de tres plantas más pequeñas y oscuras reveló que expresaban más de mil genes, en su mayoría relacionados con el estrés , en niveles diferentes a los de la cultivadas en ceniza.

Además, los investigadores descubrieron que las plantas cultivadas en las muestras del Apolo 11 no crecían igual de bien como las cultivadas en las muestras del Apolo 12 y 17 y expresaban un mayor número de genes en niveles diferentes a las cultivadas en la ceniza volcánica.

Las plantas cultivadas en las muestras del Apolo 11,12 y 17 expresaron 465, 265 y 113 genes en niveles diferentes , respectivamente. El 71% de estos genes estaban asociados al estrés causado por las sales, los metales y las moléculas reactiva que contienen oxígeno.

Los resultados indican que aunque el suelo lunar pueda utilizarse para cultivar plantas , no favorece el crecimiento de éstas tan bien como la ceniza volcánica, sobre todo si ha estado más expuestas a la superficie de la Luna. Los investigadores especulan que los daños causados por los rayos cósmicos y el viento solar en el suelo lunar, así como la presencia de pequeñas partículas de hierro en el suelo, podrían inducir respuestas de estrés en las plantas y perjudicar su desarrollo.

Los autores concluyen que los hallazgos publicados este jueves muestran la necesidad de más investigación sobre las interacciones entre las plantas y el suelo lunar para que la vida vegetal crezca de manera más eficiente.

Fuentes: El DiarioABC ,Muy Interesante

LAS INGENIERAS DEL MEDIOAMBIENTE Y SUS CAPACIDADES PARA ELIMINAR RESIDUOS

En el planeta existen más de 320.000 especies distintas de plantas. Su existencia en sí supone un reto a la creatividad, pero además son una herramienta que puede resultar muy útil para mantener el entorno libre de compuestos tóxicos, metales pesados o plaguicidas. En el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), el grupo de Antonio Leyva trata de sacar el máximo partido a la Lemna, una especie capaz de “atrapar” el arsénico. Para lograrlo necesitan comprender primero qué genes concretos están involucrados en ese proceso capaz de absorber, descomponer y eliminar aquello que se desee.
Las plantas llevan millones de años haciendo de lo asombroso algo cotidiano. Sin embargo, el concepto de la fitorremediación implica un conocimiento previo; se trata de aprovechar la capacidad que tienen las plantas para adaptarse a situaciones de estrés medioambiental y secuestrar productos tóxicos dentro de sus células.

Normalmente las plantas acumulan los productos tóxicos en la vacuola, pero conociendo estos mecanismos y sabiendo cómo y cuándo son eficientes podemos utilizar la fitorremediación para abordar un problema que causa estragos en la salud, la alimentación y el medioambiente. Este mecanismo de defensa que caracteriza a las plantas es una vía de doble sentido, según cuenta el investigador, ya que algunas tienen la capacidad de prevenir la entrada de compuestos tóxicos en su interior y expulsarlos en caso de que hayan conseguido dicha entrada. Para Leyva explorar esta posibilidad resulta también imprescindible ya que se asegura la calidad de las plantas que nos sirven de alimento, como por ejemplo el arroz. 
El cultivo del arroz se hace mediante prácticas de inundación que evitan el crecimiento de maleza que pueda atraer plagas. Por ello, el alimento queda muy expuesto al arsenito, una forma química del arsénico completamente tóxica (está presente de manera natural en los suelos, contaminando el agua subterránea que más tarde se utiliza para regar los cultivos o cocinar alimentos). Este está formado por un cancerígeno que entra con gran facilidad en los haces vasculares de las plantas llegando directamente al grano. 

El objetivo del grupo es determinar los genes que permiten a las plantas sobrevivir en suelos con gran presencia de arsénico. Una de las cuestiones que todavía queda pendiente es identificar cuál es el regulador que está coordinando toda la respuesta de la planta a este contaminante. Aunque se ha identificado alguna proteína que está involucrada en la acumulación de arsénico, todavía queda dar con la clave del experimento. Las razones por las que la investigación decidió centrarse en la Lemna son varias, tal como comenta el investigador: “Esta planta es especialmente útil para eliminar metales pesados como el arsénico, pero no solo eso. También puede ayudarnos a resolver un problema que tenemos en todo el mundo, que es la contaminación por exceso de nutrientes en las aguas”. El científico se refiere así al proceso conocido como eutrofización: los fertilizantes, básicamente nitratos y fosfatos, enriquecen el agua haciendo que aumente la cantidad de algas en la superficie. Estas impiden la actividad fotosintética del resto de las algas sumergidas y disminuyen la concentración de oxígeno en el agua. Este empobrecimiento afecta a la supervivencia de toda la flora y la fauna acuática, incluidos los peces, que acaban muriendo asfixiados.

Lemna alberga también una posibilidad poco explotada; puede utilizarse como fuente alternativa de proteínas, algo fundamental para la sustitución de la carne, ya que esta planta tiene un perfil de aminoácidos que compite perfectamente con la soja: la cantidad de biomasa que produce esta planta, junto a la facilidad de crecimiento, la sitúan como una candidata perfecta para ser una nueva fuente de alimento para humanos y otros animales.

Cristina Navarro (CNB-CSIC) siempre ha estado interesada en los problemas ambientales y de contaminación. En el laboratorio de Antonio Leyva se encarga de estudiar las bases genéticas que confieren a determinadas plantas esa capacidad de tolerar y almacenar los compuestos tóxicos. Para ello, Navarro se centra en la variabilidad natural de Arabidopsis, una especie presente en la Península Ibérica. Para comprobar qué variedades de esta especie tienen más capacidad para almacenar compuestos tóxicos como el arsénico, la investigadora realizó un plan. 

Primero la científica siembra sus semillas en una placa que contiene medio sintético sin arsénico. Las plantas se cultivarán dentro de una cámara y con unas condiciones controladas de temperatura y luz. Aquí, las distintas variedades se desarrollarán en cuestión de días.

Posteriormente el experimento pasa a la siguiente fase: las mismas plantas se traspasan a placas con arsénico y sin él, se observa su desarrollo midiendo la longitud de la raíz al cabo de varios días: el crecimiento de la raíz en presencia de arsénico no es para todas las plantas igual, ya que algunas variedades son más tolerantes que otras. Mediante análisis genéticos y moleculares se puede determinar cuál es la mutación responsable de las diferencias entre estas variedades según cuenta Navarro. Pero la capacidad de tolerar al arsénico no se debe a un solo gen, sino que depende de muchos factores. Con total seguridad, se cree que tanto en Arabidopsis como en Lemna, todos estos mecanismos están regulados por un pequeño número de genes, y ese es el principal objetivo de la investigación: encontrar alguno de estos reguladores.

Si esta investigadora consigue dar con alguno de los factores importantes que regulan esta acumulación del arsénico en Arabidopsis, el grupo de Leyva sabría hacia dónde apuntar en el caso de la Lemna.

Fuentes: CSIC, BioTech.

DESCUBREN UNA NUEVA PLANTA CARNÍVORA

Unos científicos han identificado recientemente un nuevo tipo de planta carnívora denominada Triantha Occidentalis. Esta nueva estirpe, que se encuentra en las áreas pantanosas, brillantes y pobres de nutrientes de la costa oeste de América del Norte, ya era conocida anteriormente, pero su forma de alimentarse comiendo carne fue descubierta por primera vez durante las expediciones de campo al Cypress Provincial Park.

"Antes de nuestro hallazgo, en las últimas dos décadas solo se había encontrado un nuevo ejemplo de planta carnívora", dice Qianshi Lin, investigador que ha estado a cargo del estudio.

Lin y su asesor decidieron buscar la posible adaptación carnívora de la Triantha Occidentalis, motivados por los resultados obtenidos previamente de otros estudios que indicaban que esta estirpe carecía de un gen que también se había perdido en otras especies de plantas carnívoras.

Para el estudio, los investigadores colocaron moscas alimentadas con isótopos de nitrógeno pesados que permitieron a los investigadores rastrear la cantidad de este nutriente que la planta estaría consumiendo en las flores agrupadas en los tallos. Los resultados que se obtuvieron mostraron la aparición de este mismo isótopo en sus interior y en concentraciones más altas que previamente.

Al analizar los datos obtenidos, los investigadores se dieron cuenta de la peculiaridad de su trampa, que es única entre las plantas carnívoras y muy poco común según la teoría, debido a que las flores crecen cerca de las trampas pegajosas de sus tallos, a diferencia de la mayoría de las plantas que mantienen sus trampas a una distancia considerable de sus flores para no matar a los insectos polinizadores. El equipo afirma que existe la posibilidad de que estas trampas hayan evolucionado para atrapar insectos como moscas o mosquitos, permitiendo así el libre tránsito a polinizadores de mayor tamaño, como abejas o mariposas.

Así, se ha comprobado que la Triantha Occidentalis usa su tallo para atrapar y digerir insectos. Estos insectos aterrizan en el tallo de la planta y se atascan en sus pelos pegajosos, para que después la flor absorba sus nutrientes una vez mueren.

"El hecho de que este linaje haya estado escondido a simple vista como una planta carnívora, a pesar de su proximidad a varios centros urbanos importantes en la costa de Norteamérica, sirve como un recordatorio de que aún podrían faltar muchos carnívoros por descubrir" Concluye Lin.

Fuentes: Muy Interesante, Vice

FOTOSÍNTESIS EN LA LUNA

Según un estudio realizado por científicos de China que ha sido publicado en la revista Joule, el suelo de la Luna contiene compuestos activos que pueden convertir el dióxido de carbono en oxígeno y combustibles. Actualmente, se encuentran estudiando si los recursos lunares pueden emplearse para facilitar la exploración humana en la Luna o más allá.

Yingfang Yao y Zhigang Zou, científicos de materiales de la Universidad de Nanjing, esperan diseñar un sistema que pueda aprovechar el suelo lunar y la radiación solar, los dos recursos más abundantes que hay en la Luna. Una vez analizado el suelo lunar traído por la nave espacial china Chang'e 5, su equipo descubrió que la muestra contiene compuestos -entre ellos sustancias ricas en hierro y titanio- que podrían funcionar como catalizadores para poder fabricar productos deseados, como oxígeno, utilizando el dióxido de carbono y la luz solar.

A partir de este momento, el equipo propuso una estrategia de "fotosíntesis extraterrestre". Fundamentalmente, el sistema utiliza el suelo lunar para electrolizar el agua extraída de la Luna y de los gases de escape de los astronautas y convertirla en oxígeno e hidrógeno alimentados por la luz solar. El dióxido de carbono exhalado por los habitantes de la Luna también se recoge y se combina con el hidrógeno de la electrólisis del agua durante un proceso de hidrogenación catalizado por el suelo lunar.

Este proceso produce hidrocarburos como el metano, que podría emplearse como combustible. Según los científicos, esta estrategia no utiliza energía externa, sino la luz del sol, para producir una serie de productos deseables, como pueden ser el agua, el combustible y el oxígeno, que podrían sustentar la vida en una base lunar. Los investigadores están buscando una oportunidad para poder probar el sistema en el espacio, seguramente con las futuras misiones lunares tripuladas de China.

"Utilizamos recursos ambientales in situ para minimizar la carga útil de los cohetes, y nuestra estrategia ofrece un escenario para un entorno vital extraterrestre sostenible y asequible", explica el científico Yao.

Aunque la eficiencia catalítica del suelo lunar es menor que la de los catalizadores de los que disponemos en la Tierra, Yao afirma que están probando diferentes enfoques para lograr una mejora del diseño, como fundir el suelo lunar en un material nanoestructurado de alta entropía, que es un mejor catalizador.

Previamente, los científicos han propuesto muchas estrategias para la supervivencia extraterrestre. Pero la mayoría de los diseños requieren fuentes de energía de la Tierra. Por ejemplo, el explorador de Marte Perseverance de la NASA trajo un instrumento que puede utilizar el dióxido de carbono de la atmósfera del planeta para fabricar oxígeno, pero está alimentado por una batería nuclear a bordo.

"En un futuro próximo, veremos cómo se desarrolla rápidamente la industria de los vuelos espaciales con tripulación --asegura Yao--. Al igual que la 'Era de la Vela' en el siglo XVII, cuando cientos de barcos se lanzaron al mar, entraremos en la 'Era del Espacio'. Pero si queremos llevar a cabo una exploración a gran escala del mundo extraterrestre, tendremos que pensar en formas de reducir la carga útil, es decir, depender del menor número posible de suministros de la Tierra y utilizar en su lugar recursos extraterrestres".

NO HAY INTERVENCIÓN DE LA FOTOSÍNTESIS EN EL CRECIMIENTO

 Un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Utah y un equipo internacional de colaboradores descubrió que el crecimiento de los árboles no parece estar normalmente limitado por la fotosíntesis, sino por el crecimiento celular. Esto nos viene a decir, que es necesario reconsiderar la previsión del crecimiento de los bosques en un clima cambiante y que es posible que los bosques del futuro no puedan absorber tanto carbono de la atmósfera como se pensaba anteriormente.

En el colegio, aprendes que los árboles fabrican su propio alimento a través de la fotosíntesis, absorbiendo la luz solar, el dióxido de carbono y el agua, y convirtiéndolos en hojas y madera. Sin embargo, este proceso no es tan básico, ya que para convertir el carbono obtenido a través de la fotosíntesis en madera, las células de la madera necesitan expandirse y dividirse.

Por lo tanto, los árboles obtienen carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis, esta es la fuente de carbono para los árboles, luego gastan ese carbono para construir nuevas células de madera, el sumidero de carbono del árbol. Si el crecimiento del árbol está limitado por la fuente, entonces solo está limitado por la cantidad de fotosíntesis que el árbol puede realizar, y el crecimiento del árbol es relativamente fácil de predecir en modelos matemáticos. Entonces, en teoría, aumentar el dióxido de carbono en la atmósfera debería aliviar esta limitación y permitir que los árboles crezcan más.

Pero, por otro lado, si el crecimiento del árbol está limitado por el sumidero, entonces el árbol únicamente puede crecer al ritmo de la división celular. Hay muchos factores que pueden afectar directamente la fotosíntesis y la tasa de crecimiento celular, como la temperatura y la disponibilidad de agua o nutrientes.

Por lo tanto, si un árbol está limitado por un abrevadero, la simulación de su crecimiento debe incluir la respuesta del abrevadero a estos factores.

Los investigadores probaron esta pregunta comparando las fuentes y las tasas de cambio de los árboles en América del Norte, Europa, Japón y Australia. Medir las tasas de intercambio de carbono es relativamente fácil y los investigadores solo recolectaron muestras de árboles que contenían registros de crecimiento.

Medir las fuentes de carbono es más difícil, pero posible. Los datos de origen se midieron utilizando 78 torres de covarianza de remolinos de 9 metros o más que miden las concentraciones de dióxido de carbono y la velocidad del viento en tres dimensiones en la parte superior de la copa de los árboles.

Los investigadores analizaron los datos recopilados en busca de evidencia de procesos relacionados o acoplados en el crecimiento de los árboles y la fotosíntesis, pero no encontraron evidencia. Cuando la fotosíntesis aumentó o disminuyó, no hubo un aumento o una disminución paralelos en el crecimiento de los árboles.

La fuerza del acoplamiento o desacoplamiento entre dos procesos se puede ubicar en un espectro, por lo que los investigadores están interesados ​​en las condiciones que conducen a un desacoplamiento más fuerte o más débil. Por ejemplo, los árboles frutales y en flor muestran relaciones fuente-sumidero diferentes a las de las coníferas. Una mayor diversidad en el bosque aumentó el apareamiento. Los doseles cubiertos de hojas densas lo reducen.

Finalmente, el acoplamiento entre la fotosíntesis y el crecimiento aumenta en condiciones cálidas y húmedas, y viceversa: en condiciones frías y secas, los árboles están más limitados por el crecimiento celular.

La conclusión principal es que es posible que sea necesario actualizar los modelos de vegetación que utilizan ecuaciones matemáticas y características de las plantas para estimar el crecimiento futuro de los bosques.

Fuentes: Heraldo, Europa Press

VIRUS DE LA GRIPE EN LA LECHE DE VACA PASTEURIZADA

Un equipo de científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison ha descubierto por primera vez la presencia de virus de gripe aviar altament...