La simbiosis con un hongo hace a las plantas de arroz más productivas y resistentes a enfermedades, según investigadores españoles. El nuevo estudio, aplicado en arrozales del Delta del Ebro, plantea una estrategia prometedora para reducir el uso de pesticidas y promover la agricultura sostenible.
La micorriza arbuscular es un tipo de hongo que establece relaciones de simbiosis con las raíces de la mayoría de plantas terrestres, mejorando su nutrición y la resistencia a patógenos. Hasta ahora, sus efectos en las plantas de arroz, el cultivo de cereales más importante a escala mundial, habían sido poco estudiados.
Un nuevo trabajo, liderado por investigadoras del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG), revela que las plantas de arroz en simbiosis con hongos micorriza arbuscular presentan un mayor crecimiento, productividad y resistencia a la devastadora piriculariosis, abriendo nuevas posibilidades para mejorar el rendimiento de los arrozales y reducir el uso de fungicidas.
La simbiosis es una relación mutuamente beneficiosa para los organismos implicados, y esta estrategia ya se utiliza para mejorar la producción de muchos cultivos relevantes como el trigo, la avena y la mayoría de especies de legumbres.
Tradicionalmente, se pensaba que las plantas crecidas en ambientes acuáticos como el arroz, que se conrea principalmente en campos inundados, no hacían simbiosis con las micorrizas arbusculares. Pero distintos estudios han demostrado ahora que esta asociación sí se da.
La nueva investigación, publicada en la revista Rice y dirigida por Sonia Campo, investigadora postdoctoral en el CRAG, demuestra que la simbiosis entre micorriza y arroz puede aumentar el rendimiento de los arrozales cultivados en agua.
“Después de inocular las plantas y de someterlas al hongo patógeno, observamos que en general la simbiosis protegía a las plantas de la infección. Aun así, en la variedad Maratelli, que es muy susceptible a la enfermedad, la inoculación tuvo un efecto negativo. Estos resultados nos indican que la simbiosis tiene un gran potencial para mejorar la resistencia del arroz, pero sus efectos se tienen que evaluar caso por caso en función de las distintas variedades”, explica Campo, primera autora del artículo.
Como parte del proyecto europeo GreenRice, que busca desarrollar un sistema de cultivo de arroz más sostenible, el equipo investigador estudió el efecto de la simbiosis en doce variedades de arroz muy extendidas en Europa.
En condiciones de invernadero, se inocularon las plantas de arroz con dos especies distintas de micorriza, y se demostró que la gran mayoría de variedades crecían más tras el tratamiento. Paralelamente, también se investigó la resistencia de las plantas inoculadas a la enfermedad del arroz más temida, la piriculariosis, causada por el hongo patógeno Magnaporthe oryzae.
Gracias a la colaboración con investigadoras expertas en agronomía del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), lideradas por Mar Català y Maite Martínez, se realizaron experimentos en sistemas de cultivo convencionales. En las pruebas hechas en los arrozales de la Estación Experimental del Ebro se vio que la inoculación del hongo mejoraba hasta un 40 % la productividad de las plantas, principalmente a causa del aumento del número de panículas que contienen los granos de arroz.
Este incremento sustancial del rendimiento demuestra que la simbiosis es funcional en condiciones de inundación, y también evidencia que la inoculación con micorriza arbuscular es una estrategia prometedora que se podría implementar en los campos.
Bajo la luz del Año Internacional de la Sanidad Vegetal declarado por las Naciones Unidas, este nuevo trabajo de investigación toma especial relevancia, ya que abre la posibilidad de usar la simbiosis con micorriza arbuscular como estrategia para mejorar el rendimiento y la resistencia a patógenos del arroz, promoviendo así la agricultura sostenible.
“Nuestros resultados plantean una alternativa a la utilización de fertilizantes y pesticidas, cuyo uso excesivo ha generado problemas ambientales en muchas áreas de cultivo de arroz”, concluye Campo.
Fuente: Sinc