Las características de estos invertebrados marinos, parecido a erizos y estrellas de mar, tienen un cuerpo en forma de disco con simetría pentarradial (un rasgo que permite distinguir a los equinodermos) aunque algunas personas creen que esta simetría es falsa y piensan que tienen la simetría bilateral. Parten de cinco brazos largos, articulados y muy flexibles.
Su esqueleto está formado por carbonato cálcico y está formado por numerosas placas y osículos.
El registro fósil de las ofiuras viene desde el Ordovícico Inferior hasta la actualidad. En conclusión, este descubrimiento representa un acontecimiento muy importante para la ciencia, ya que se opinaba hasta ahora que el género Arenorbis se limitaba al Triásico Medio, pero gracias a los ejemplares asturianos podemos saber que se extiende hasta el Jurásico y nos da mucha historia natural a España.
Este hallazgo también nos ha permitido comprender mejor como poco a poco y con el paso del tiempo las ofiuras han ido evolucionando y adaptándose a su entorno a lo largo de los millones de años.
Una frase muy interesante es: “La paleontología es una ventana del pasado abierta y por descubrir millones de cosas más”. Ya que todavía queda mucho mundo por descubrir, aunque parezca que no, y especies que nos ayudaran en un futuro a conseguir curas contra enfermedades y muchas cosas más.
Aquí en este vídeo lo podemos observar perfectamente.