Nicolás Fasel es un profesor honorario de la Facultad de Biología y Medicina de la Universidad de Lausanne, en Suiza. Por casualidad, observó que los murciélagos hortelanos (Eptesicus serotinus) tenían un pene erecto siete veces más largo y ancho que la vagina de las hembras. Desde entonces, se estuvo preguntando cómo era posible que se pudieran reproducir con las hembras. La penetración no parecía factible, pero no podía estar seguro.
Un día, recibió un correo de un holandés aficionado a los murciélagos llamado Jan Jeuker, que había grabado a estos animales practicando sexo en el interior de una vieja iglesia. Entre sus vídeos y otros que habían sido tomados en un centro de rehabilitación de murciélagos en Ucrania, consiguieron recopilar y analizar 97 encuentros sexuales.
Y en efecto, comprobaron que no se producía penetración. El macho agarra a la hembra en posición dorsoventral, mordiéndola por la nuca. Entre las patas traseras y la cola, las hembras tienen una membrana, llamada uropatagio, con la que podrían impedir la cópula, pero el macho utiliza su largo pene como un brazo para apartar esta membrana y hacer contacto con la vulva.
Una vez que los murciélagos macho consiguen apartar el uropatagio, deben localizar la vulva. En la punta del pene tiene unos pelos que, según los autores del estudio, podrían servir como un sensor que les ayuda a encontrarla. A su vez, tienen una estructura hueca en la cara dorsal del pene erecto que podría hacer de ventosa para mantener el contacto durante un largo rato. Y es que no son encuentros fugaces. La mitad de las cópulas registradas duraron menos de 53 minutos, pero la más larga llegó a durar más de 12 horas.
Tras el apareamiento, la hembra muestra el pelaje del abdomen húmedo, lo que sugiere que se ha producido eyaculación. Sin embargo, los autores reconocen que aún no han podido demostrar que se da esa transferencia de esperma ni cómo se produce. Esta podría ser una futura línea de investigación.
El tipo de cópula del murciélago hortelano recuerda a la de las aves, conocida como beso cloacal, en la que ambos sexos presionan sus cloacas entre sí para hacer la transferencia de esperma. En cambio, entre los mamíferos esta forma de cópula es una rareza: esta la primera vez que se documenta un apareamiento entre mamíferos en el que no hay penetración. Los autores del estudio sospechan que debe ocurrir solo en algunas otras especies de murciélagos.
Estos machos de murciélago hortelano no son los únicos quirópteros con un aparato genital peculiar. Desde 1859, se sabe que las hembras de un gran número de especies de murciélagos pueden almacenar el esperma. Esto es gracias a que la parte que comunica el útero con la vagina, llamada cérvix, es especialmente larga. En los climas templados, las cópulas se suelen producir en agosto y septiembre, pero las hembras no ovulan hasta después de la hibernación, en abril y mayo. Por lo tanto, son capaces de almacenar el esperma durante siete meses.