El resurgimiento de una antigua idea, el uso de rocas calientes como una forma de almacenamiento de energía térmica, ha vuelto a la vanguardia en la búsqueda de alternativas a los combustibles fósiles para abordar el cambio climático. Empresas como Antora Energy, liderada por Andrew Ponec, están desarrollando tecnologías que aprovechan paneles solares para calentar rocas a temperaturas extremadamente altas, creando así una fuente de energía renovable y sostenible. Este enfoque busca satisfacer la demanda de energía constante de industrias pesadas como la producción de acero y cemento, que aún dependen en gran medida de los combustibles fósiles.
Además, otras empresas como Rondo están incursionando en el campo de las baterías térmicas utilizando materiales como ladrillos refractarios. La competencia entre estas empresas refleja un creciente interés en el almacenamiento de energía térmica como una solución clave en la transición hacia una economía baja en carbono. Expertos como Jesse Jenkins de la Universidad de Princeton ven un gran potencial en esta tecnología, ya que permite almacenar tanto energía como calor, siendo especialmente útil para las industrias que requieren una energía constante y a largo plazo.
A pesar de los desafíos, como el lobby de los estados petroleros en las cumbres climáticas, los innovadores en el campo de la energía limpia están optimistas sobre el futuro de estas tecnologías y su papel en la descarbonización. Con el apoyo de inversores y el creciente interés global en la energía limpia, estas soluciones podrían ser clave en la transición hacia un futuro más sostenible.
Aunque hay desafíos, como la influencia del lobby de los estados petroleros, los innovadores en energía limpia están optimistas sobre el potencial de estas tecnologías para combatir el cambio climático. Con el desarrollo continuo y el apoyo adecuado, las baterías térmicas podrían desempeñar un papel crucial en la descarbonización y en la creación de un futuro más sostenible.
Fuentes: País Minero, Canarias En Red