Se sabe que los europeos tienen hoy hasta un 80% más de probabilidades de desarrollar esclerosis múltiple que las personas de origen asiático. Que los europeos del norte son más propensos a sufrir esta enfermedad autoinmune del sistema nervioso que los del sur. Hace 5000 años, la llegada de pastores de la estepa póntica, desde las regiones en las actuales Ucrania y Rusia, marcó el inicio de ciertas variantes genéticas asociadas con la esclerosis. Se sugiere que estas variantes proporcionaron ventajas inmunológicas a los pastores, quienes estaban expuestos a enfermedades infecciosas debido a su contacto cercano con el ganado.
Otro análisis ha rastreado las variantes genéticas con el riesgo de diabetes y el alzhéimer. Y ha concluido que están relacionados con la ascendencia de cazadores-recolectores occidentales. Una vez más, esta mutación genética, que hoy tiene efectos negativos, tuvo en su momento cierto sentido desde el punto de vista evolutivo.
El estudio genético también explica aspectos más triviales, pero igualmente interesantes. La estatura media de un hombre en España se sitúa en 1'76 centímetros, mientras que en Holanda está en torno al 1'84. Estas diferencias de altura son muy conocidas, pero gracias a este análisis se sabe que empezaron a gestarse hace miles de años. Estarían asociadas con una ascendencia esteparia diferencial, no tanto con cuestiones de selección o alimentación actual. Este enfoque del genoma humano proporciona una perspectiva única sobre la evolución de las poblaciones y su impacto en la salud y características físicas actuales.Se cree que tres grandes migraciones han dado forma a la diversidad genética de las poblaciones modernas de Eurasia occidental: la llegada de los cazadores-recolectores de hace unos 45000 años, la expansión de los agricultores neolíticos de Oriente Medio de hace unos 11000 años y la llegada de los pastores esteparios hace unos 5000 años. El estudio cotejó el genoma antiguo con el de unos 410000 europeos blancos actuales de Reino Unido. Así, los investigadores pudieron cuantificar la proporción de material genético de estas poblaciones prehistóricas en los europeos modernos y su relación con ciertas enfermedades.
Este estudio añade una base de 16000 genomas prehistóricos a una base que ya sobrepasaba los 10000. La carrera por arrancar la historia de la prehistoria pasa por yacimientos milenarios y modernos laboratorios. Herramientas del pasado y tecnología del futuro que se combinan para leer relatos que nunca fueron escritos en libros, sino en el corazón de los huesos.