Los expertos han revelado que nanopartículas presentes en algunas de las rocas más antiguas del mundo
esconden indicios sobre los orígenes de la vida: los descubrimientos podrían esclarecer por qué el fósforo se convirtió en un componente crucial de la vida y cómo las moléculas se amalgamaron inicialmente para formar ARN primitivo, en los respiraderos hidrotermales del fondo marino.
Científicos de la Universidad de Australia Occidental analizaron sedimentos de respiraderos hidrotermales de 3.500 millones de años y desentrañaron indicios sobre el nacimiento y la evolución temprana de la vida. En un reciente estudio, publicado en la revista Science Advances, argumentan que las nanopartículas de greenalita y apatita identificadas facilitan la comprensión de los eventos que propiciaron la vida en la Tierra primitiva.
"Constatamos que las diminutas partículas de arcilla eran mucho más abundantes que las destacadas partículas de óxido de hierro, que otorgan a los jaspes su tonalidad roja brillante", afirmó el profesor Birger Rasmussen, líder del estudio, en el comunicado.
La región de Pilbara es conocida por preservar de manera impecable la corteza terrestre durante la era Arcaica, cuando la vida apenas daba sus primeros pasos. Las rocas de esta área australiana constituyen una auténtica "cápsula del tiempo", que alberga información sobre la química prebiótica, según un artículo de Science Alert.
Los investigadores aclararon que las partículas de greenalita no son perceptibles a simple vista y solo son observables mediante microscopios electrónicos de alta resolución. Además, encontraron diminutas partículas de apatita, un mineral de fosfato de calcio, junto a las nanopartículas de greenalita.
Algunos modelos geoquímicos sugieren que la greenalita fue el principal mineral rico en hierro que se formó cuando los fluidos calientes de los respiraderos hidrotermales se mezclaron con el agua de mar en la Tierra primitiva.
Hace miles de millones de años, los respiraderos hidrotermales podrían haber generado innumerables partículas microscópicas de arcilla, con surcos que propiciaron la acumulación y concentración de moléculas para formar ARN (ácido ribonucleico) o preARN.
Respecto a la apatita, el flujo de agua marina a través de la corteza oceánica bajo el antiguo lecho marino indica que el fósforo se liberó en los fluidos de los respiraderos cuando los minerales de la corteza reaccionaron con el agua de mar a elevadas temperaturas. Esto sugiere que los sistemas de ventilación del fondo marino pueden haber sido una fuente fundamental de fósforo para la vida en la Tierra primitiva.
Al mismo tiempo, dado que las pequeñas partículas de apatita no se disolvían en el agua de mar, se estima que las concentraciones de fósforo en los océanos de la Tierra primitiva eran probablemente de 10 a 100 veces superiores a las actuales. Esto permitiría comprender por qué el fósforo es crucial para tantos procesos bioquímicos esenciales, incluida la producción de material genético, cuando actualmente es escaso en los océanos.
Fuentes: Diario de Mallorca, el Periodico