Según José Alcami, quien dirige la Unidad de Inmunopatología del SIDA del Instituto de Salud Carlos III, la creación de una vacuna preventiva contra la infección por VIH sigue siendo un tema pendiente en la investigación sobre el VIH y ha tenido resultados infructuosos hasta el momento.
A lo largo de las décadas de la epidemia del VIH, los científicos han dedicado esfuerzos y recursos al desarrollo de vacunas para el virus, pero estos esfuerzos han tenido resultados insuficientes. Una posible solución sería centrarse en los centros germinales, donde las proteínas dirigidas por el sistema inmunológico (inmunógenos) guían y preparan las células B jóvenes a medida que maduran. El objetivo es motivar a estas células a producir anticuerpos ampliamente neutralizantes contra el VIH. Estos anticuerpos tienen la capacidad de reconocer varias cepas del virus y evitar que ingresen a las células sanas.
Una vacuna preventiva tiene como objetivo estimular la producción de anticuerpos neutralizantes que impiden la propagación de la infección viral. Alcami explica que esto se logra mediante la interacción de antígenos que contienen proteínas de la superficie del virus con los receptores celulares. Sin embargo, la compleja estructura de la envoltura del VIH dificulta esta tarea porque está diseñada para ocultar los dominios de interacción y presenta una alta glicosilación, formando un "escudo glicano".
En los últimos diez años, se han descubierto áreas susceptibles en la envoltura del VIH que son accesibles a los anticuerpos. Sin embargo, Alcami indica que estos anticuerpos son infrecuentes y requieren una estructura particular, como una extensión del dominio HCDR3, para superar los obstáculos. Además, los anticuerpos inicialmente producidos tienen baja afinidad y requieren un proceso de maduración prolongado.
A pesar de los obstáculos, se han obtenido dos enseñanzas importantes: en primer lugar, "una vacuna efectiva contra el VIH debe basarse en estructuras selectivas de la envoltura que expongan de manera inmunogénica las áreas vulnerables del virus". Para inducir la maduración de anticuerpos y lograr una respuesta efectiva, se requieren vacunaciones secuenciales con prototipos ligeramente diferentes.
En cuatro artículos publicados en la revista 'Science', se han desarrollado inmunógenos y vacunas para activar los linfocitos B y producir anticuerpos específicos contra dos regiones de la envoltura viral. El equipo liderado por William Schief del Instituto Scripps creó una proteína (N332-GT5) que activa los linfocitos B germinales en primates, demostrando éxito en la preparación de células B productoras de anticuerpos neutralizantes contra el VIH. Otro estudio utilizó ARNm para activar y expandir células B en ratones humanizados. Además, se desarrolló un nuevo inmunógeno de nanopartículas para mejorar las vacunas contra el VIH y se demostró que el ARNm encapsulado en nanopartículas lipídicas puede diversificar las células B y desarrollar anticuerpos efectivos contra el VIH en ratones.